Desdibujada participación de Carson, líder en recientes encuestas
Jueves 29 de octubre de 2015, p. 25
Boulder, Colorado.
El tercer debate entre aspirantes a la candidatura presidencial republicana se convirtió la noche de este miércoles en un escenario de ríspidos ataques entre los principales contendientes en la carrera por la Casa Blanca, que eludieron el tema clave inicialmente programado: la economía.
En el debate, realizado en esta ciudad de Colorado, el gobernador de Ohio, John Kasich, lanzó la primera salva al calificar de fantasía
el plan del magnate Donald Trump para deportar a 11 millones de indocumentados y dividir a millones de familias, así como su proyecto presupuestal.
¿Por qué no regalamos un pollo en una cacerola?
, ironizó Kasich durante el debate, celebrado en la Universidad de Boulder, Colorado, estado considerado columpio
en las elecciones de 2016, por estar en juego entre republicanos y demócratas.
En respuesta, Trump acusó a Kasich de negligencia económica cuando trabajó para Lehman Brothers de Nueva York, una de las corredurías que incurrió en bancarrota durante la pasada crisis económica de Estados Unidos.
Además, reiteró que de llegar a la presidencia construirá un muro en la frontera con México.
Lo que estamos observando es un debate sobre economía donde un puñado de candidatos llegó en misión kamikaze para lograr tiempo en la televisión. Se puso feo y caótico
, opinó el reportero político de The New York Times, Nicholas Confessore.
El debate fue dividido en dos grupos. En la sesión estelar aparecieron Ben Carson, Donald Trump, Marco Rubio, Ted Cruz, Jeb Bush, Carly Fiorina, Mike Huckabee, Chris Christie, Carly Fiorina y Rand Paul.
Antes debatieron Bobby Jindal, George Pataki, Rick Santorum y el senador Lindsay Graham, partidario de la reforma migratoria y quien fue considerado cómodamente el ganador del primer foro.
En su turno, en el debate principal, el ex gobernador de Florida, Jeb Bush, acusó al senador de origen cubano Marco Rubio de incumplir su trabajo en el Senado al ausentarse para hacer campaña política. Rubio, visiblemente sorprendido por el ataque de Bush, evitó la provocación y citó cifras que muestran que otros aspirantes presidenciales como John McCain y John Kerry
tuvieron un peor récord de asistencia senatorial.
Aunque Bush sorprendió por un estilo agresivo que no había mostrado en debates previos, analistas coincidieron en que Rubio salió mejor librado del embate de Bush, quien ha sido desplazado al quinto sitio a escala nacional en las últimas encuestas.
Por momentos los moderadores de la cadena CNBC, especialmente John Hardwood y Carl Quintanilla, perdieron el control de la discusión y el debate se convirtió en una ola de interrupciones entre los aspirantes.
Las intervenciones de Ben Carson, el neurocirujano que aparece como puntero en las encuestas, quedaron desdibujadas por el formato del debate, donde cada aspirante disponía de sólo 60 segundos para la respuesta.
Con su estilo afable y ritmo lento, Carson tuvo pocas intervenciones.
Una situación similar ocurrió con las escasas participaciones de Christie, Fiorina, Huckabee y Rand Paul.