Menciona los casos de Apatzingán, Tanhuato y Tlatlaya
Jueves 29 de octubre de 2015, p. 4
La organización Human Rights Watch (HRW) afirmó que algunas evidencias sugieren la ejecución extrajudicial de civiles y presuntos criminales que huían o se habían rendido a manos de policías federales mexicanos.
El organismo con sede en Nueva York es la segunda instancia internacional en pedir a las autoridades de México aclarar lo que sucedió el 6 de enero en Apatzingán y el 22 de mayo en Tanhuato, ambas localidades del estado de Michoacán. En los dos episodios murieron 50 personas.
En Tanhuato, 42 presuntos criminales y un policía federal fallecieron en un supuesto enfrentamiento. En Apatzingán, ocho civiles murieron por disparos en la calle, algunos cuando intentaban protegerse bajo una camioneta.
El grupo internacional señaló que hay declaraciones de testigos que sugieren que las muertes no fueron resultado de un enfrentamiento, como sostiene el gobierno. ‘‘Sobre la base de la evidencia disponible, pareciera que estamos ante otras dos graves atrocidades cometidas por miembros de las fuerzas de seguridad mexicanas’’, dijo Daniel Wilkinson, director de la división de las Américas de HRW, citado en un comunicado.
Agregó que ‘‘si bien el gobierno insiste en que la policía actuó correctamente en ambos casos, los hechos relatados por los testigos claramente sugieren que hubo ejecuciones extrajudiciales’’.
El gobierno mexicano ha negado cualquier ejecución en ambos casos y sostiene que la Policía Federal respondió tras ser atacada. En una visita a México hace unas semanas, miembros de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) señalaron que el país enfrenta una ‘‘crisis’’ en esa materia y también pidió a las autoridades investigar los mencionados incidentes. La comisión no hizo ninguna investigación, pero señaló que había irregularidades en las indagatorias del gobierno y dijo que las escenas del crimen fueron alteradas.
En el caso de Apatzingán, testigos señalaron en aquel momento a Ap que los fallecidos eran ex integrantes de grupos de autodefensa que protestaban porque la Policía Federal había arrestado a 44 de sus compañeros. Aseguraron que sólo estaban armados con palos y que quienes murieron salieron de sus camionetas entre gritos de que estaban desarmados.
Human Rights Watch señaló que entrevistó a un joven de 19 años herido en el ataque, quien aseguró que dos de las víctimas recibieron disparos en la cabeza cuando estaban en el piso. La organización añadió que otros dos testigos corroboraron lo anterior, aunque no identificó a ninguno.
En el caso de Tanhuato, un investigador de derechos humanos ajeno a HRW entrevistó a tres sobrevivientes que afirmaron que la policía disparó a personas que huían o que ya se habían rendido. La organización señaló que mantiene en secreto la identidad de los declarantes y el entrevistador.
Los dos casos traen a la memoria una masacre de junio de 2014 en el estado de México (Tlatlaya), cuando militares dijeron que 22 presuntos criminales murieron en un enfrentamiento en el que un soldado resultó herido. Una investigación de Ap indicó que a algunos de ellos los colocaron frente a una pared y les dispararon.
El gobierno negó las ejecuciones, pero una sobreviviente declaró que los soldados dispararon a la mayoría cuando ya se habían rendido. Las autoridades acusaron a siete soldados, pero cuatro fueron exculpados por un juez.