Viernes 30 de octubre de 2015, p. 4
Domingos oscurecidos por el amor:
las tormentas se erizan nuevamente
mientras yo busco refugio en la distancia
y en la falsa tranquilidad de los relojes
que como caracoles de jardín se deslizan
cantando desde el exilio de su refugio.
Un dibujo hecho con los ojos cerrados
para mantener todos los ojos abiertos:
unas cortinas con alas y una escalinata
que prefigura el vestíbulo de un teatro
donde apareces envuelta en un manto
como el testigo carmín de los romances.
Aparece también una rima en el silencio
que sigue al antiguo diseño en oro sepia
de aquellos largos sermones que escuchaste
siguiendo el vuelo augural de las golondrinas
que se sumergen en la tinta negra preparada
para decir la verdad desnuda sin herir a nadie.
¡Me deslumbra tanto la mandorla de tu cuerpo
que se eleva desde la leve punta del zapato
como la luna llena que habrá de columbrarse
sobre el cielo rojo cuando la noche sea la dueña
hasta colmar la esperanza de volver al fin
a reposar tus sueños en su verdadera casa!
Siento que has ido más lejos que nunca
en la comprensión de tus recuerdos
y que ya nada podrá detenerte…
O así me lo parece ahora que te escucho
platicar sin disculpas que nadie ha pedido
la admirable y triste historia de tu ruptura.
Poema escrito a partir del cuadro de Remedios Varo titulado Ruptura, en memoria de Alexandra Varsoviano viuda de Walter Gruen