Antes de que el alemán Nico Rosberg se consagrara como el primer piloto en ganar la nueva época de la Fórmula Uno en México, debutó la Fórmula Cuatro, en la que se suman puntos que permiten a los corredores aspirar a una licencia para el máximo circuito del automovilismo.

La carrera la ganó el australiano Luis Leeds. Lo escoltaron los mexicanos Alexis Carreño y Giancarlo Vecchi.

Para Gustavo del Campo, dueño de la escudería Del Campo Motorsports, fue un gran debut, tanto para la categoría como para los pilotos.

Los dos mexicanos en el podio demostraron que tienen un nivel tan bueno como el del australiano, quien vino a exigirles. No están lejos de ese nivel de competencia, dijo Del Campo, cuyo auto terminó en el quinto puesto, con Víctor Urbina al volante.

Pero abrir el Gran Premio el domingo en el autódromo Hermanos Rodríguez supuso también otras victorias, como la exposición que tuvieron ante los patrocinadores que participaron en el retorno de la Fórmula Uno, después de 23 años de ausencia.

Nos ayuda porque los patrocinadores que apoyan la Fórmula Uno ven que la categoría también lo amerita, explica Del Campo.

Así, cuando vas a pedir apoyo para una categoría chica, pues se les hace poco y es más fácil obtener un patrocinio.

No fue sencillo lograr que compitieran primero que la F-1, no sólo por la autorización, sino por el poco tiempo que tuvieron para que los autos llegaran a México –algunos se retrasaron– y para probarlos antes de la carrera.

Tuvieron apenas unos días para terminar de armarlos y darles una vuelta de prueba, cuenta Del Campo. Fue un éxito, porque era muy difícil que se juntaran tantos coches para esta carrera. Fueron 17 autos, menos alguno que se averió una semana previa.

La perspectiva para la F-4, que empieza de manera formal a finales de mes en Puebla, es prometedora, de acuerdo con Del Campo.