e tiempo inmemorial en México los libros son considerados sagrados. Alrededor de las ideas del tiempo, del espacio y del poder, los antiguos mexicanos pintaron sus obras para representar todos los ámbitos de la vida y el universo de sus complejos sistemas de creencias y saberes en páginas de amate, piel, fibra de maguey, tela de algodón y en papel europeo. Acercándonos a ellos podemos conocer sus registros geográficos, históricos, económicos, calendáricos y simbólicos. Los códices mexicanos constituyen así una de las fuentes más importantes para acercarnos a las culturas antiguas de México. Son memoria del alto grado de desarrollo cultural, científico y artístico de los pueblos originarios de nuestro país.
Los códices mexicanos contienen y preservan la sabiduría ancestral. Su vigencia no se limita al pasado: aún hoy las comunidades recurren a ellos como fuente histórica, respaldo legal y símbolo de identidad. Al acercarnos a sus páginas podemos compartir el saber y la belleza plástica de los libros más antiguos de México.
Quizá por ello la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana decidió otorgar uno de sus premios al arte editorial 2015 a la publicación del Códice Boturini o Tira de la peregrinación que realizó el Instituto Nacional de Antropología e Historia en este año para que la cultura, el conocimiento y la profunda riqueza de nuestro patrimonio llegue a mayor número de mexicanos haciendo uso de las nuevas tecnologías. Sí, esta novedosa publicación comparte una doble condición. Es, a un tiempo, una cuidadosa edición facsimilar y una esplendente edición digital del manuscrito mesoamericano: un lienzo de papel amate con 5.42 metros de largo y 19.13 centímetros de ancho que toma el nombre del anticuario e historiador Lorenzo Boturini Benaducci. El documento original está custodiado en la bóveda de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia.
Esta publicación del Códice Boturini o Tira de la Peregrinación permite hoy un acercamiento inédito a uno de los documentos fundacionales de la historia de México. En él se representa el trayecto de los mexicas a Tenochtitlán y su paso por diferentes pueblos y comunidades. Además de su contenido, fundamental para entender nuestra historia, la belleza de sus imágenes y la minuciosidad de su factura lo hacen uno de los documentos más representativos de los mexicanos.
Sé que para poder representar de manera digital este libro sagrado hubo que innovar, ya que no existía experiencia en México de cómo y con qué elementos deberían de crearse este tipo de ediciones. Fue a través de la creatividad y la actitud comunitaria de paleógrafos digitales, etnohistoriadores, especialistas en humanidades digitales, creativos diseñadores, que se logró concretar la edición, que no sólo es innovadora en el uso de nuevas tecnologías: está integrada también por un componente facsimilar elaborado en papel amate con técnicas tradicionales mesoamericanas. Así, la tecnología del pasado y la del presente se conjugan en esta edición sin precedente que permite adecuarse a los lenguajes, formatos y ritmos de los ciudadanos del siglo XXI, al tiempo que impulsa la recuperación de técnicas ancestrales del inmenso y profundo patrimonio cultural de México.
Si atendemos a la edición facsimilar, podemos saber que está impresa en papel amate realizado a la manera tradicional por artesanos de San Pablito, Pahuatlán, en el estado de Puebla, con pigmentos orgánicos que garantizan siglos de durabilidad. Para su elaboración se produjeron lienzos de 1.20 por 5.45 metros y se utilizó la corteza de los árboles del jonote, con el que se obtiene fibra de mejor calidad y acabado. Para su tratamiento se utilizó la técnica mesoamericana de ablandamiento con ceniza, proceso que respeta las gamas de tonalidades naturales del jonote, libre de corrosivos y contaminantes cáusticos.
Las características materiales del Códice Boturini lo hacen óptimo para representarlo en medios digitales. Su lectura lineal de izquierda a derecha permite que se navegue con naturalidad a través de la aplicación que la edición ofrece. Además, la alta calidad de las imágenes permite un acercamiento detallado a las condiciones materiales del códice, pues la edición utiliza la tecnología de realidad aumentada para poder interactuar con la versión facsimilar de forma hasta ahora inexplorada. Junto con las virtudes naturales de esta tecnología para ampliar la dimensión y el contenido del manuscrito, su uso establece una interesante analogía con la forma interactiva en la que se leían los códices mexicanos. La narración oral expresada en esta edición permite que el lector comprenda el contenido en diferentes niveles semánticos, recreando cómo pudo haber sido la narración original que acompañaba la lectura de los códices en tiempos prehispánicos.
La edición del Códice Boturini o Tira de la peregrinación permite vivir lo que hace años expresó John Berger cuando escribió que el secreto del impulso narrativo de las comunidades yace en la convicción de que contar historias permite que se escuchen en algún otro lugar donde alguien, o tal vez una legión de hombres y mujeres, niños y viejos entiendan, mejor que el narrador o los protagonistas, lo que la vida significa. Sí, hoy, tener en las manos uno de los libros sagrados de México nos invita a sentarnos alrededor del hogar a contarnos nuestra historia de genio y de grandeza.
Para Ernesto, Vania, Baltazar y Noemí
Twitter @cesar_moheno