La proliferación de desarrollos inmobiliarios y comerciales “se ha convertido en un foco rojo para la ciudad”, aseguró la presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), Perla Gómez Gallardo. Lamentó que las instituciones y dependencias públicas estamos llegando tarde a la solución de ese problema.

Al comparecer ante los diputados de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), y en declaraciones posteriores a los representantes de los medios de comunicación, expresó que en ese panorama urbano la norma no está actualizada; se carece de una política integral en esa materia, falta articulación entre las dependencias –cual si fuera Torre de Babel– y al tratar de deslindar responsabilidades, nadie es culpable.

En opinión de la ombudsman no es menor lo que está pasando en la ciudad de México en cuanto a desarrollo urbano, por lo que apremió a crear una comisión intersecretarial e interdelegacional en la que también participe la ALDF.

Ahí, dijo, se puede diseñar una política pública que consolide el derecho urbano como un derecho humano a una vivienda digna, a un desarrollo integral, a que toda construcción que se realice en esta ciudad sea de manera organizada, previendo conflictos y fraudes en contra de las personas que compran de buena fe un departamento que trae deficiencias estructurales o que sufren afectación en sus casas.

Colonos, víctimas

Gómez Gallardo puso énfasis en que la falta de una norma eficaz ha llevado a una “ambigüedad en la aplicación de las leyes, pues nadie es responsable de nada; esa ambigüedad es perversamente afortunada porque el único que se queda ‘colgado de la brocha’ es el usuario o víctima que ya tiene una obra peligrosa o un fraude enfrente, y no se puede determinar a qué autoridad le toca resolver tal o cual caso”.

Gómez Gallardo precisó que al tratar de ubicar a los culpables entre las autoridades del gobierno central y las delegacionales, un área responsabiliza a otra, y esta dice que no le comunicaron adecuadamente la información; entonces, tenemos una Torre de Babel que lo que hace es no poder deslindar adecuadamente las responsabilidades.