El poeta veracruzano Víctor Toledo (Córdoba, 1957) reafirma en su más reciente libro, Permutaciones, su compromiso con el lenguaje como instrumento de búsqueda de la clave universal.

En ello coincidieron sus colegas Iliana Godoy, Beatriz Saavedra Gastélum y Armando González Torres durante la presentación del volumen, efectuada el pasado 1º de diciembre en el Centro de Creación Literaria Xavier Villaurrutia, del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA).

De acuerdo con Iliana Godoy, las teorías establecen que los vínculos entre la cábala y la poesía se dan en el sentido de la búsqueda del conocimiento a través de la palabra como unidad significante.

Sin embargo, explicó, existen poetas que, no conformes con eso, subvierten la progresión lineal del discurso y logran revelar el sentido múltiple y paradójico cifrado en cada verso, como el autor de este poemario editado por la Academia Mexicana para la Educación e Investigación en Ciencias y Humanidades.

La también catedrática universitaria destacó que, como todo buen poeta, Víctor Toledo asume una obligación casi matemática con el lenguaje, mediante malabarismos de gran precisión con cada palabra, frase y verso.

En particular destacó los palíndromos que desarrolla a lo largo de su nueva obra, de los cuales consideró que son más que un simple juego de palabras, al tener origen en un vasto universo de referencias literarias.

Surgen (los palíndromos) de un extrañamiento radical ante el lenguaje, actitud epistémica propia del poeta. En esa búsqueda, (el creador veracruzano) tiende a indagar, a la manera de Borges, en la infinita biblioteca que es la cultura universal y su contexto histórico.

Al respecto, Armando González Torres agregó que en Permutaciones la fuerza lírica y la ironía de Víctor Toledo se alternan con el genero palindrómico, pero sobre todo se funden en un afán de conocimiento hermético.

El poeta Víctor ToledoFoto Luis Humberto González

Puede verse en su obra una constante evolución experimental que no sólo tiene que ver con un manejo y un oficio extraordinario para manipular y hacer verdad al lenguaje, sino con una visión del cosmos, aseguró.

El también poeta y ensayista definió al autor como una persona con un perfil poético e intelectual admirable.

Por un lado, es un poeta que rinde culto al arquetipo más que arcaico y al mismo tiempo más memorable de este oficio: el del poeta como una suerte de filósofo, pero también como suerte de mago, aprendiz de demiurgo, dijo.

Por otro, tiene una formación académica extraordinariamente sólida y una serie de intereses convergentes con otras artes y las ciencias. Este es un perfil muy completo, erudito e intenso, poético y profundo, prudente pero también incandescente, y creo que estas características le permiten emprender con especial seriedad una empresa que se presta muchas veces a la charlatanería: restituir la poesía no sólo como un ornamento literario, sino como instrumento de conocimiento del mundo.

Según Beatriz Saavedra Gastélum, hablar de la poesía de Víctor Toledo es hacerlo de las prisiones de la sustancia humana que guían al mundo y su intemperie, del universo y sus proverbios, del hermetismo y del ser único.

No busca la noción del ser busca la noción del tiempo, una manera de romper el círculo y la aliteración, el énfasis de la palabra, de las ideas que crean ese universo interno, de pensamiento; lo busca, lo persigue y se disuelve en la inmensidad de esa metamorfosis, subrayó la poeta y editora, miembro fundadora del Grupo Cultural Floricanto, instancia que organizó la presentación del libro.