El cascanueces en Bellas Artes
he Nutckraker o Shchelkunchik, en inglés y ruso, como usted, sin duda, recuerda, es el ballet de la temporada invernal, de la noche de ¡regalos!, sorpresas, cena música y danza, con la música de Piotr Ilich Chaicovski.
Estrenado en 1892 en San Petersburgo, en el glorioso Teatro Mariinsky de la vieja Rusia Imperial, donde anidaron célebres obras y bailarines de inolvidable estirpe, coreógrafos, libretistas, escenógrafos y un sinfín de gente de teatro de memorable calidad.
Marius Petipa, el genial coreógrafo y maestro francés, aclimatado en Rusia, sigue siendo la flor del ballet tradicional, pues sus obras continúan programándose en todo el mundo y bailarlas representa calidad y suficiencia artística para los ejecutantes, por su belleza y grado de dificultad en la técnica académica.
Sus coreografías no pasan de moda y siempre cuentan con el éxito de teatros llenos donde sea que se programen; son obras forjadoras de la tradición y siempre en cartelera, y la gente va y seguirá yendo porque son sencillas, pero con la genialidad de la exactitud en todas sus manifestaciones y el gusto del público. La pieza también es punto o meta para las nuevas generaciones. Bailar un ballet de Petipa significa la consagración de un artista, pues quiere decir que académica e interpretativamente ya dominó los niveles óptimos resqueridos por la famosa tradición.
Sin embargo, se sabe hasta el presente que muchos pasos y secuencias se deben al asistente del maestro Petipa, Lev Ivanov, cuya huella permanece en célebres pas de deux del repertorio, de aquella época, presente hasta nuestros días, en que aún brillan, aunque ese brillo se vio siempre un tanto disminuido por la fama inmensa de Petipa.
El estreno de El cascanueces se hizo en Rusia, donde surgió. Lo bailaron la italiana Antonieta Delli Era y Pavel Gerdt, ruso francés, en una mítica función en el siglo XIX.
En la actualidad, El cascanueces vive, palpita y arrebata el corazón de chicos y grandes, por lo cual es sumamente recomendable que vean este bello espectáculo en familia, padres e hijos, primos hermanos, tíos, etcétera, pues a todos les va a gustar muchísimo.
La Compañía Nacional de Danza hace una excelente interpretación de esta obra memorable. Es divertida, bellamente ataviada, bailada con toda sinceridad, entretenida y con maravillosa música.
Se presentará en el Palacio de Bellas Artes el 17 de diciembre a las 20 horas; el 18, 19 y 20, a las 17 y 20 horas. No se la pierdan, la van a disfrutar.