Jueves 10 de diciembre de 2015, p. 38
José Ricardo Gallardo Cardona, ex alcalde perredista del municipio de Soledad de Graciano Sánchez, San Luis Potosí, abandonó ayer a las 21:10 horas el penal de Ocampo, Guanajuato, después de que el segundo tribunal colegiado penal de Sonora le otorgó un amparo y ordenó su inmediata libertad por considerar que las evidencias aportadas por la Procuraduría General de la República (PGR) son insuficientes para declararlo culpable de diversos delitos, entre ellos delincuencia organizada y operaciones con recursos de procedencia ilícita.
La PGR acusó a Gallardo Cardona de desviar 209 millones de pesos de las arcas del ayuntamiento de Soledad de Graciano Sánchez y de triangular 119 millones a empresas de las cuales el perredista es accionista mayoritario.
En una de sus declaraciones patrimoniales, reportó ser propietario de un violín valuado en 5 millones de pesos.
Gallardo Cardona buscó ser candidato del PRD a la gubernatura de San Luis Potosí, la cual se renovó en septiembre pasado, cuando Juan Manuel Carrera López rindió protesta como mandatario estatal.
El pasado 6 de enero, la PGR ejercitó acción penal en su contra y ordenó ingresarlo en el Centro Federal de Readaptación Social de Hermosillo. Luego de que un juez le otorgó un amparo, fue trasladado al penal de Ocampo, Guanajuato.
Preso político
: PRD
Antes de que José Ricardo Gallardo fuera liberado, su padre, Ricardo Gallardo Juárez, alcalde perredista de la ciudad de San Luis Potosí, declaró que su hijo está prácticamente secuestrado e incomunicado
, porque a pesar de que un juez federal ordenó su inmediata libertad, hasta ese momento no había salido. Esto es una verdadera injusticia
, reprochó.
José Luis Fernández Martínez, dirigente del PRD en San Luis Potosí, consideró que José Ricardo Gallardo Cardona es un preso político
y advirtió que si no era liberado sus seguidores iniciarían manifestaciones.
Rafael Aguilar Hernández, abogado de Ricardo Gallardo, acusó a las autoridades del reclusorio de Ocampo de incurrir en responsabilidad penal y administrativa por no acatar la orden del juzgado federal para liberar a su cliente de inmediato.
Mencionó que se han tramitado quejas ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y no descarta presentar denuncias penales contra las autoridades penitenciarias debido al incumplimiento del mandato judicial.