Desayuno a la puerta en horas pico
Los coches van lento, pero no se detienen
Lunes 14 de diciembre de 2015, p. 5
Apenas le avientan
las luces o le tocan el claxon, Toño se dirige como correcaminos, entre cientos de automovilistas que transitan a diario en los carriles centrales del Periférico, al llamado de sus clientes.
Cargado de tortas y jugos en pequeñas bolsas, ve de reojo y sortea con agilidad los vehículos, que a esa hora de la mañana van a vuelta de rueda, pero no se detienen. ¿De qué le doy, jefe? Me quedan de jamón y atún tipo bacalao
, inquiere junto a la ventanilla mientras se mueve aprisa, al lado del automóvil.
Desde la glorieta de Vaqueritos hasta Insurgentes, a lo largo de siete kilómetros, este tramo del Periférico, que en algún momento del día se recorre en 22 minutos, por las mañanas y las tardes se recorre a vuelta de rueda, lo que es aprovechado por vendedores que arriesgan la vida y ofrecen en los carriles centrales de la vía todo tipo de productos: café, coctel de frutas, ensaladas, tortas, jugos, chicharrones, cigarros y tarjetas telefónicas o vehiculares.
Ni mentadas ni claxonazos; atrapados en el tráfico mañanero y cotidiano, nadie se enoja ante el ir y venir de Toño. Al contrario, en la soledad de sus vehículos, cuando ven su diminuta figura alistan el dinero para el desayuno. Desde el que va en el Beetle color beige hasta el conductor de un Mustang destartalado.
Con una carrera trunca en mercadotecnia, que ejerció durante algunos años hasta que enfermó de diabetes, Toño comenzó a torear los automóviles hace nueve años, vendiendo tarjetas telefónicas. Ya había un muchacho que traía tortas y café, pero un buen día dejó de venir. La gente se me acercaba y me preguntaba: ¿Y el de las tortas? y ¿el del café? Hasta que me animé y aquí estoy
.
Su área de trabajo es de apenas 50 metros, entre el pequeño camellón de los carriles centrales y la lateral de Periférico, pero cada día corre más que un maratonista. Y no es para menos: en un par de horas, de seis a las ocho de la mañana, reparte 70 tortas e igual número de jugos, a diez pesos cada uno.
Llegué a vender 170 tortas diarias, en tres o cuatro horas, con otro compañero, pero hubo un tiempo que los policías nos empezaron a quitar y nos llevaban al juzgado cívico y dejamos de meternos
, relata.
Toño se levanta a las tres de la mañana a preparar las cinco variedades de tortas que ofrece: Hay tres básicas: jamón, pechuga de pavo y salchicha, así como dos que cambio todos los días, pueden ser de pollo con mole, milanesa, huevo con chorizo, y ahorita estamos de temporada con atún tipo bacalao
, precisa.
Periférico no es la única vía rápida que se ha convertido en una opción de empleo. A la salida de la ciudad de México, en Indios Verdes, conforme se alenta el tránsito, aparecen en los carriles centrales quienes ofrecen pan de nata, frituras, aguas y refrescos. La presencia de los vendedores, inclusive, se han convertido en un indicativo de que si llevabas prisa ya valió
y será largo el camino.