l año que está por concluir fue pródigo en declaraciones optimistas de los funcionarios. El responsable del Banco de México aseguró que la inflación será poco menos que inexistente: prueba de que el señor Carstens no visita un supermercado ni un tianguis desde hace muchos años. El titular de Hacienda redujo a nada los problemas derivados de la depreciación del dólar, la salida de capitales golondrinos, la falta de inversión y la reducción de las reservas para apuntalar el tipo de cambio. En México, pues, la economía crece y en favor de la mayoría. Tal parece que el único que ha perdido haberes es don Carlos Slim. El presidente Peña Nieto promete que a partir de 2016 comenzará lo que tanto prometió: mejora económica, bienestar para las familias mexicanas, la mitad de las cuales vive en la pobreza. Los funcionarios y la clase política saben, pero lo ocultan por conveniencia, que el sector rural sobrevive hoy más que siempre gracias a las remesas de nuestros migrantes. Si no fuera por ellos la inconformidad social en el agro y en las áreas periféricas de las metrópolis sería muy grave.
Con los precios del petróleo por los suelos en el mercado mundial, el responsable del sector energético, Pedro Joaquín Coldwell, ofrece cifras alentadoras sobre los frutos que dejarán las licitaciones de la cuarta fase de la Ronda Uno. Abarcan 10 campos petroleros en aguas profundas y significan una inversión de 4 mil millones de dólares cada uno, así como 11 mil millones de barriles de crudo equivalente. Dichos campos se ubican al norte del Golfo de México. En su fase exploratoria los contratos tendrán duraciones de cuatro a 10 años, que ascenderían hasta 50 si se descubre que el yacimiento es productivo y se explota.
Las compañías que resulten favorecidas con las licitaciones deben comprobar que tienen experiencia y capital suficientes para realizar sus trabajos. Poco se dice del cuidado del medio ambiente en aguas marinas y en la franja litoral. Pero la ciudadanía espera no ver en la lista de ganadores a las empresas que han depredado la parte estadunidense del Golfo de México y el Ártico. Igualmente, áreas naturales de enorme valor en Ecuador y Perú.
Este desbordado optimismo contrasta con el panorama energético mundial, donde fondos de inversión que superan 3 billlones de dólares se alejan del negocio de la explotación de hidrocarburos y del carbón. La demanda mundial de este último se reduce especialmente por la crisis económica de China. Poderosas trasnacionales buscan, en cambio, alentar proyectos que incluyan fuentes alternas, limpias, como la solar y la eólica. Además, las principales compañías automotrices invierten en obtener lo más pronto posible vehículos híbridos y eléctricos que estén al alcance de los bolsillos de las clases media y alta.
Todavía respirando los aires optimistas que dejó la Cumbre del Clima celebrada en París, bien vale preguntar a qué paso van las medidas que en el campo energético tomará México para reducir la generación de gases de efecto invernadero. Mientras en Estados Unidos la influencia política de dicho sector (gas, carbón petróleo) es notable y se opone a cambios que los afecten tanto en el Congreso como en la Casa Blanca (la de Washington, por supuesto), aquí se desconocen sus alcances, pero es indudable que existen y pueden medirse por el aumento en la venta de vehículos automotores y por estar a la cola de la demanda de coches que utilizan energía limpia. El más reciente reporte de la Comisión de Cooperación Ambiental de América del Norte señala que en México no se vendió ni siquiera uno por ciento de las unidades producidas (520 mil) en los tres países que integran el TLCAN. En contraste, oficialmente se anuncia que, como fruto de la reforma energética, el próximo año se lograrán biocombustibles en el sector rural; cabe esperar que beneficien preferentemente a los habitantes del campo, como debía ocurrir también con las inversiones para generar energía eólica y solar, donde predominan las compañías españolas.
Los funcionarios nos pintan un panorama rosa para el nuevo año. Esperemos que no resulte tan negro como los anteriores.