Las huellas de los pueblos originarios se redescubren en fotografías de alta definición
Miércoles 4 de mayo de 2016, p. 4
El tesoro de México que expone el Museo Nacional de Antropología, la historia antigua y viva de las comunidades indígenas es capturada y resguardada en su magnífico detalle en fotografías de alta definición que permiten acercarse, redescubrir y difundir las huellas de los pueblos originarios del país.
Eso fue posible gracias al proyecto de digitalización de la colección del recinto, que inició su segunda etapa, anunciaron ayer en conferencia de prensa.
En esta nueva fase las piezas de las salas etnográficas son sustraídas de las vitrinas y puestas a posar para la lente como parte de la iniciativa que comenzó en 2010, en una colaboración de la ahora Secretaría de Cultura federal, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el museo y la empresa fotográfica Canon Mexicana.
Cada pieza encierra un universo
Teresa Franco, titular del INAH, afirmó que ese trabajo supera la espléndida calidad técnica. En cada una de estas piezas, sea un huipil o un textil ceremonial, se encierra un universo. Cómo lograr que esto se vea mediante la digitalización es una especialidad
.
La funcionaria comentó que se dieron cuenta de que no es sólo un proceso de digitalización de alto nivel técnico, en realidad lo que sucede al abordar esta manera de volver a ver los objetos y registrarlos es un proceso de investigación sumamente interesante
, pues reaparecen y son capaces de mostrar aspectos que no se habían podido distinguir. Así ocurrió con la Piedra del Sol, conocida también como Calendario Azteca, que reveló colores que a simple vista no se habían descubierto.
Las 11 salas dedicadas a los grupos indígenas en la planta alta del recinto diseñado por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez exponen más de 6 mil objetos. La diversidad de técnica y materiales confirma, primero, la maestría de los artesanos indígenas, la continuidad y el cambio en sus tradiciones
, dijo Franco, acompañada durante el anuncio por Antonio Saborit, director del museo, y Masaharu Choki, presidente de Canon México.
Algunas piezas son únicas, pues fueron manufacturadas en técnicas que ya desaparecieron. Subrayamos la importancia de su preservación como imágenes fotográficas capturadas para el conocimiento y la memoria histórica de las etnias de México
, destacó Franco sobre el proceso en el que se han erogado 2.5 millones de pesos y utilizado complejas cámaras de 23 megapixeles.
En esta segunda etapa también prosigue la digitalización del archivo histórico, así como la obra artística moderna y contemporánea que acompaña el discurso museográfico del recinto ubicado en Paseo de la Reforma.
Los frágiles hilos de rojo resplandeciente de los mayas, los comerciantes y compradores que posan en la maqueta que recrea el mercado de Tlatelolco, el penacho emplumado brillante de color de la danza de Quetzalín, de Cuetzalan, y una máscara purépecha son algunos de los mil 621 objetos ya retratados, pues en 2015 se inició el registro de las salas de los pueblos mayas de la montaña, la sierra de Puebla, Otopame y el Gran Nayar.
En la primera etapa, de 2010 a 2015, se digitalizaron las piezas de la colección arqueológica, unas 8 mil, así como una parte importante de los materiales documentales del archivo histórico y un segmento de la obra moderna y contemporánea.
Ahora las piezas se conocen en la página de Internet del museo y dan sustento a una gran medioteca alimentada con la memoria mexicana.