La Arquidiócesis Primada de México sostuvo que las acciones del gobierno y del Legislativo para combatir la corrupción se ‘‘han perdido en los laberintos de las palabras, discusiones y congeladoras. La Secretaría de la Función Pública (SFP) es una simple entidad receptora de trámites y contratista’’.

En el editorial del semanario Desde la Fe, destacó que el país está ‘‘lastimado por los procesos de corrupción a niveles inimaginables’’, mientras los legisladores pareciera que buscan un sistema anticorrupción a modo.

Refirió que el gobierno actual ‘‘hizo el juramento inmaculado de cero tolerancia contra la corrupción, pero han sido tres años convulsos por escándalos en esa materia. Las inercias condujeron a la reinstalación de un secretario de la Función Pública –encargado de despacho– que sentenció lo predecible: nadie es culpable, todos están exentos de responsabilidad, al fin juez y parte’’.

Recordó que en el año 2000, el entonces presidente Vicente Fox enarboló ‘‘una cruzada para terminar con ‘tepocatas y víboras prietas’, pero las alimañas emergieron de sus escondrijos y se enriquecieron indecentemente. Ahora, la discusión de la iniciativa ciudadana ‘3de3’, con la que se quiere combatir la corrupción, fue trasladada a un periodo extraordinario; el Senado deberá nombrar al fiscal anticorrupción, pero ­–consideró– eso no escapará a la partidocracia’’.

La jerarquía catolica consideró paradójico que la construcción del sistema anticorrupción se entregue a institutos que no cuentan con la confianza de la ciudadanía, en la cual ‘‘está el éxito o el fracaso del tema, incluyendo a los obispos’’.

Expuso que el combate a la corrupción exige un cambio de actitud en todos los niveles y sectores. Advirtió que dejar que la corrupción ‘‘crezca y se infiltre en el sistema democrático es repetir el fracaso de anteriores administraciones y, en el ámbito sobrenatural, será aversión a los mandamientos divinos’’.