A Moon Shaped Pool saldrá a la venta en cedé y vinilo el 17 de junio próximo
Martes 10 de mayo de 2016, p. a11
Berlín.
Música de auricular para grandes escenarios: la banda de rock británica Radiohead ha superado con frecuencia esa contradicción con álbumes muy heterogéneos. Pero su nuevo disco, A Moon Shaped Pool, disponible en Internet desde la noche del domingo, es el más sensible e íntimo que ha publicado hasta ahora.
Instrumentos de arco en todas partes, a veces exhibidos con opulencia, otras con sutileza sólo de fondo. Sonidos de piano con un dejo de tristeza, aquí y allá un ritmo suavemente intercalado. Y naturalmente, la quejumbrosa y nostálgica voz del vocalista Thom Yorke que sobresale.
Sin duda son Radiohead. Pero su más reciente trabajo es en conjunto muy distinto a todo lo que el principal grupo de indie-rock del mundo había hecho hasta ahora.
Lejos de la abstracción y la frialdad
El álbum número nueve de estudio publicado en Internet la noche del domingo, con previo aviso, se aleja de la abstracción y la frialdad de los anteriores In Rainbows (2007) y The King Of Limbs (2011).
Si el ímpetu roquero de su tercer álbum y obra maestra OK Computer (1997) fue crucial para la historia de la banda, son más bien cantantes melancólicos como David Sylvian o Nick Drake quienes sirven de puntos de partida para el nuevo trabajo.
Posiblemente Yorke y compañía estén abriendo una nueva era de la banda con su disco de casi 53 minutos, que se deleita en la melancolía y la belleza. Parece como si la próxima fase de Radiohead estuviera marcada por el gran compositor inglés Jonny Greenwood.
El músico multinstrumentalista y excelente guitarrista destacó recientemente como compositor de bandas sonoras para películas del director de Hollywood Paul Thomas Anderson, como There Will Be Blood, The Master o Inherent Vice. Su adquirido arte del arreglo
impregna A Moon Shaped Pool de muchas consecuencias positivas y de una probablemente negativa para muchos fans.
Porque esta música más elegante, de canciones a veces sin estribillo, no da tanto juego para actuaciones en grandes estadios o grandes escenarios de festival de verano, en los que Radiohead suele actuar.
Es cierto que los vocalistas de alto volumen ya no están de moda en los conciertos del quinteto de intelectuales de Oxford, pero baladas como Daydreaming, Decks Dark o la fantástica The Numbers, que invitan a perderse en la reflexión, son en realidad música para escuchar con auriculares.
Pocas veces Phil Selways sonó en la batería tan poco a rock y tanto a ambiente, incluso a jazz, como esta vez.
Con A Moon Shaped Pool Radiohead ha conseguido un álbum extraordinariamente tranquilo y tranquilizador en el que está ausente, quizá de forma totalmente consciente, el aspecto más nervioso de obras anteriores.
Al contrario que en el último fracasado intento de ofrecer sus obras a un precio voluntario a sus fans, esta vez la descarga de las 11 canciones del disco cuesta unos 227 pesos. Las versiones en cedé y en vinilo estarán a la venta a partir del 17 de junio.