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n sin sentido
, es como los israelíes describen todos los tiroteos palestinos. El asesinato, el miércoles, de cuatro israelíes en Tel Aviv fue el más deliberado de los ataques recientes; sin duda un intento de provocar que el nuevo ministro de Defensa, de extrema derecha, ordene al ejército emprender otra sangrienta aventura contra los palestinos.
Desde que Avigdor Lieberman fue nombrado en su nuevo puesto por el premier Benjamin Netanyahu el mundo –pero muy especialmente los palestinos– esperan que cumpla las amenazas sedientas de sangre que hizo durante las elecciones israelíes de 2015. El asesinato de dos mujeres y dos hombres, además de las seis heridos en una zona comercial y de restaurantes en el complejo de Sarona, pone a Liberman a prueba.
Los dos tiradores palestinos, según reportes, provienen de una aldea cisjordana cercana a la ciudad de Hebrón, en la que muchos israelíes y árabes ven con horror las vergonzosas relaciones entre los colonos judíos y los palestinos locales. Los atacantes aparentemente comieron en uno de los restaurantes de Tel Aviv antes de empezar a disparar. Vestían trajes y corbatas. Por lo tanto, no se trató de repentinos ataques de impulso emocional, como probablemente lo son los recientes ataques con arma blanca y atropellamientos en Jerusalén.
Las amenazas de Avigdor Liberman han sido citadas correcta y erróneamente por árabes e israelíes. Sin embargo, su más absurda declaración fue publicada por el diario israelí Haaretz en marzo del año pasado. Al hablar ante un público mayoritariamente israelí se refirió a los desleales
ciudadanos árabes de Israel y afirmó: Por aquellos que están contra nosotros no hay nada que hacer. Necesitamos levantar un hacha y cortarles la cabeza. De otra forma no sobreviviremos aquí
. Esta amenaza digna del Isis molestó incluso al siempre complaciente Departamento de Estado estadunidense. Si un líder palestino la hubiera pronunciado, la condena del mundo habría caído sobre Palestina.
Lo que ocurrió fue que Hamas elogió los asesinatos en Tel Aviv y festejó con fuegos artificiales.
Israel revocó permisos que autorizaban a palestinos a visitar el territorio israelí durante el mes de ayuno del Ramadán, táctica que en el pasado ha causado mayor hostilidad entre israelíes y palestinos.
Los dos atacantes palestinos en Tel Aviv, uno de los cuales fue herido por las fuerzas de seguridad israelíes, no eran ciudadanos árabes israelíes y presumiblemente no califican para ser objeto de la grotesca y melodramática amenaza de decapitación de Avigdor Lieberman.
Pero sus otras promesas políticas: una cuarta guerra con Gaza, una tercera guerra con Líbano (aunque en realidad han sido cinco las guerras con Líbano, pero no importa), vaticinan un futuro muy infeliz tanto para Israel como para sus vecinos árabes.
La vieja ala izquierda israelí, simbolizada por Uri Avnery, quien fue soldado en la guerra israelí de 1948, está de acuerdo con un oficial de muy alto rango del ejército de Tel Aviv en que el creciente poder de los políticos derechistas tiene más que sólo un poco en común con los últimos meses de la República de Weimar en Alemania. Avnery, quien no sugiere que el liderazgo israelí sea nazi, creció en Weimar durante los primeros años del gobierno de Hitler, y emplea libremente la palabra fascismo
al referirse a las actuales políticas de Israel.
A los palestinos, por desgracia, les importa muy poco la historia judía. Entre más feroces sean las amenazas de Israel, más publicidad recibe su causa, y más temeroso se vuelve el mundo.
© The Independent
Traducción: Gabriela Fonseca