Cuatro años después de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, sin ceremonia de premiación ni himno, la pesista mexicana Luz Mercedes Acosta tiene la posibilidad de ganar la medalla de bronce.

Una victoria que sabe fría, casi congelada, dijo la sonorense, quien terminó en el sexto lugar de aquella competencia, pero que ayer modificó los resultados tras el anuncio de la Federación Internacional de Halterofilia, la cual reveló que 11 pesistas, entre ellos seis ganadores de medallas, dieron positivo en los juegos londinenses.

El oro de la kazaja Maiya Maneza, la plata de la rusa Svetlana Tzarukaeva y el cuarto puesto de la turca Sibel Simsek resultan apócrifos después del anuncio de la federación, pero en el lance se abrió la posibilidad de que Acosta aspire al bronce, al corresponderle el tercer escaño.

Desde Phoenix, Arizona, la pesista asume una postura que matiza la emoción, pues la gestión de la presea debe hacerla –según explicó– el Comité Olímpico Mexicano (COM) y la Federación Mexicana de Levantamiento de Pesas. Todo salpicado con una moderada dosis de enojo pues, de concretarse, será una ganadora a la que le negaron la emoción de subir a recibir su medalla después de la competencia.

Me enteré por la mañana mientras revisaba Facebook. Al descalificar al primero y segundo lugares, además del cuarto, pues se dio la carambola que me ubica de manera tentativa en el tercer lugar de Londres 2012, estima Luz Mercedes.

A todos nos gustaría, si ganamos, ser reconocidos en tiempo y forma, pero qué bueno que al final se haga justicia, porque eso también da la oportunidad a las niñas que compiten en Río de Janeiro de tener un mejor proceso y la posibilidad de ganar una medalla, dijo más con el tono de quien comparte derechos que de quien reclama lo que le pertenece.

Aunque los saltos triunfalistas tenían sentido el día de la competencia, en la que levantó un total de 224 kilogramos en el Centro de Exposiciones Excel en la capital británica, Acosta mete freno mientras no se haga oficial la petición de ese tercer lugar.

Recuerda con cierta melancolía que llegar a esos juegos le representó una disputa con su propia federación, que se decantaba por Carolina Valencia, y asegura que el boleto para acudir a la justa lo peleó con dientes y uñas, pero que eso le granjeó el resentimiento de sus federativos.

Yo reclamo lo que me corresponde. Lo hice antes de ganar el pase a Londres. Debo esperar a que el COM cumpla su función, porque sé que mi federación no pedirá nada. Siguen enojados conmigo, señaló.

La pesista mexicana no puede dejar de pensar que después de pelear por acudir a Londres, subir al podio habría representado una venganza agradabilísima, y bromea con la idea de que si ésta es un plato que se come frío, ganar la medalla de bronce cuatro años después de competir sería como comer un plato congelado.

Pese a que el caso de dopaje que manchó el deporte ruso le afectó de manera directa al impedirle un tentativo triunfo olímpico, Acosta piensa que es excesiva la medida de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo de sancionar a todo el equipo ruso de la disciplina.

“Creo que están castigando a justos por pecadores, hay atletas que juegan sucio, pero también quienes juegan limpio, se me hace un exceso.

Deberían permitirles demostrar su inocencia a quienes puedan comprobarlo, pero es una decisión que se tomó para decir basta al mundo, porque esto es lo que les pasará, puntualizó.