Santiago.

Chile vivió una noche relativamente tranquila y una mañana dominical poco agitada, a 43 años del cuartelazo del 11 de septiembre de 1973, cuando el gobierno de Salvador Allende fue víctima de un golpe de Estado por fuerzas del ejército comandadas por el general Augusto Pinochet.

El gobierno recordó el aniversario del golpe que derrocó a Allende con una ceremonia en el Palacio de La Moneda, mientras en el tradicional servicio de acción de gracias evangélico de Fiestas Patrias, dirigentes religiosos fustigaron, especialmente el pastor Emiliano Soto, el sistema de pensiones privadas AFP, herencia dictatorial. Soto también cuestionó a la inactividad de los tribunales frente a la delincuencia.

Al acto en el palacio presidencial asistieron parlamentarios, representantes de las iglesias, autoridades de los poderes del Estado y el ex mandatario Ricardo Lagos.

Hoy, Chile conmemora lo ocurrido 43 años atrás, aquello que nunca más volverá a ocurrir porque tenemos la certeza irrenunciable de que mientras la luz de la memoria siga viva, nadie estará vencido y nadie estará olvidado, afirmó la presidenta Michelle Bachelet en el patio de Los Cañones.

La mandataria anunció que a finales de año se pondrá en marcha una subsecretaría de derechos humanos, encabezada por Lorena Fries, ex funcionaria del sector.

Es un gran desafío, me siento muy honrada con el nombramiento y la confianza que se ha depositado en mí. Según lo que entiendo, el 2 de enero se echa a andar la subsecretaría de derechos humanos y, por lo tanto, en este periodo se trata de elaborar el plan de trabajo, explicó Fries.

La senadora Isabel Allende (hija menor de Allende) acompañó a la jefa de Estado por los pasillos del palacio y colocó una ofrenda floral. Estos muros nos recuerdan historias que muestran lo más terrible de nuestra humanidad, reiteró Bachelet.

La actividad finalizó con el recuerdo de las 38 personas que fallecieron en La Moneda al combatir al lado de Allende el 11 de septiembre de 1973.

Finalizado el discurso de Bachelet, se inició una multitudinaria marcha que tras recorrer varios kilómetros arribó al Cementerio General de Santiago, donde familiares de desaparecidos junto a miles de chilenos rindieron homenaje a las más de 3 mil 200 víctimas mortales de la dictadura.

El punto central de un reclamo de justicia es el cierre de la cárcel Punta Peuco, ubicada a 50 kilómetros de Santiago, que alberga a un centenar de ex miembros de las fuerzas armadas condenados por secuestro, tortura y asesinatos durante el régimen militar.

Los familiares de las víctimas denuncian que en ese penal los represores viven en un lujo impensado para presos comunes, por lo que es considerado un símbolo de los privilegios que aún mantienen los militares.

Según un informe policial, la situación en el país fue de calma. En la capital, cerca de la medianoche elementos de Carabineros informaron de barricadas y fogatas en la emblemática Villa Francia, sin mayor violencia.