Cada victoria de Gennady Golovkin obliga a voltear la mirada a lo que hace el mexicano Saúl Canelo Álvarez como en un juego de espejos. Apenas levantó los puños el kazajo, después de moler y fracturarle el orbital de un ojo al británico Kell Brook el sábado pasado, y ya le preguntaban sobre su rivalidad creciente con el mexicano, quien pelea este fin de semana ante Liam Smith. Ambos hacen su trabajo, pero siguen de soslayo los movimientos del otro.

“Seguro en el equipo del Canelo vieron con preocupación la victoria demoledora de Golovkin ante Brook”, dijo el entrenador del kazajo, campeón del mundo en peso mediano, quien le propinó una golpiza brutal a Brook. Fue tan dramática, que en la esquina del británico tiraron la toalla en el quinto episodio para que no sufriera más castigo. Brook terminó en un hospital por la fractura en el orbital del ojo derecho.

“Esta victoria de Golovkin será una pesada losa para el Canelo”, agregó Abel Sánchez. “Álvarez ya no puede seguir huyendo del combate que la afición mundial exige ver y por la que estaría dispuesta a pagar”.

El entrenador de Golovkin no entiende qué puede frenar al equipo del pelirrojo para concretar este combate que le parece el más atractivo del momento. La combinación y la rivalidad que se construyó desde que el Canelo era el campeón de peso mediano y el kazajo, interino, creció cuando el tapatío renunció al cinturón.

“Canelo habla pero no cumple”, dijo Sánchez. Cuando venció a Amir Kahn, aprovechó para insultar a Golovkin y decir tantas estupideces, pero nada serio para sentarse a negociar.

Abel Sánchez es un entusiasta de las figuras del boxeo mexicano. Una de sus aspiraciones es que su peleador emule la carrera de Julio César Chávez, a quien –aseguró– ambos idolatran.

“Si Canelo sigue eludiendo la pelea más esperada del momento, quedará como un cobarde”, sostuvo Sánchez. Un peleador que se raja de ese modo le hace mucho daño al boxeo mexicano, a su historia y prestigio.

Sánchez supuso que otro obstáculo para que Golden Boy concrete las negociaciones es la voracidad que han mostrado respecto de cómo quieren dividir las ganancias.

Quieren comerse todo el pastel, y a Gennady sólo le ofrecen migajas, pero mi peleador ya está consolidado como figura, consideró.