No fue en un basurero de Cocula
Simulacro del perito Torero
Investigan a policías federales
Dinero, amor y teatro en CdMx
os más recientes experimentos del perito peruano José Torero descartan de manera definitiva
la versión gubernamental de que los estudiantes de Ayotzinapa fueron quemados en un basurero de Cocula, Guerrero. Mediante el uso de cadáveres de cerdos en sustitución de cuerpos humanos, Torero, un experto en incendios de la Universidad de Queensland, Santa Lucía, en Brisbane, Australia, incineró hasta cuatro cerdos a la vez y determinó que la hoguera necesaria para consumir unos 43 cuerpos no podría haber ardido en el basurero
, reporta Lizzie Wade, corresponsal en Latinoamérica para la publicación Science Magazine (aquí, el texto, en español, y un video, con subtítulos en inglés).
Wade explica que Torero y una docena de estudiantes simularon las supuestas piras de Cocula en un terreno del campus de Gatton, en su universidad, en Australia. Utilizaron madera completamente seca, apilada de forma precisa, y dejaron de lado los neumáticos, que podrían haber reducido la eficiencia del fuego
. Según Torero, “la recreación experimental fue ‘el escenario ideal’”.
De esa manera, se incineraron sistemáticamente cuerpos de cerdos: “Incluso utilizando 630 kilogramos de madera para un único cerdo de 70 kilogramos, todavía se advirtió la presencia de un 10 por ciento de la carne del cerdo después de que el fuego se consumiera, informó Torero a Science”. Por tanto, “para incinerar 43 cuerpos de un tamaño similar se hubieran necesitado más de 27 mil kilogramos de madera, y aun en tal caso, tras el incendio habría subsistido cierta materia orgánica. Incluso en el supuesto caso de que el cártel hubiera sido capaz de conseguir toda esa cantidad de madera, las intensas llamas deberían haber dejado marcas en el tronco de los árboles cercanos, afirma Torero. Cuando el científico visitó el basurero, 10 meses después de las desapariciones, no observó ningún tipo de marcas”.
El reportaje de Science Magazine señala que Torero también quemó hasta cuatro cuerpos de cerdos al mismo tiempo, a fin de determinar si la grasa corporal podría haber servido como combustible para el fuego, facilitando la incineración total. Sin embargo, los investigadores advirtieron que cada vez que se agregaba un cuerpo, la intensidad del fuego disminuía. Por tanto, para quemar 43 cuerpos juntos se hubiera necesitado una cantidad mucho mayor de madera que si se los hubiera quemado por separado
.
El simulacro, según se comenta, es diferente a lo realizado para el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI), aunque a grandes rasgos confirma los cálculos hechos en aquella primera investigación. Según la publicación científica, el experto peruano tiene pensado someter sus hallazgos a una revisión por parte de sus colegas. Entre tanto, espera que sus experimentos alienten a los investigadores de este siniestro caso a dar un paso más allá de Cocula. Además, el investigador afirma que hay que dejar de buscar en el basurero, porque ahí no se encuentra la verdad de los hechos
. De acuerdo con esos estudios, las indagaciones deberían apuntar más al uso de un crematorio que a una incineración al aire libre.
Ayer mismo, un día después de que la corresponsal Wade pidió a la Procuraduría General de la República algún posicionamiento sobre las nuevas revelaciones del perito Torero, Alfredo Higuera, fiscal especial para el caso Ayotzinapa, dijo a Reuters que se investiga a policías estatales de Guerrero, y a federales (y no sólo municipales).
Según Higuera, cerca de cien nuevas declaraciones fueron recogidas entre julio y septiembre, de las cuales 39 son de policías ministeriales (de investigación) de Guerrero y 19 de policías federales que estarían involucrados en el caso
. También informó que se está aplicando una tecnología llamada LIDAR, utilizada en arqueología, para ubicar posibles fosas en un radio que abarca no sólo Iguala y Cocula, sino también municipios cercanos como Huitzuco y Tepecoacuilco, todos en Guerrero
.
Se acaba el dinero y se acaba el amor. El largo romance político entre Miguel Ángel Mancera Espinosa y Enrique Peña Nieto vive momentos tensos, con visos de ruptura, debido a los recortes presupuestales que Luis Videgaray dejó establecidos y que serán discutidos en el Congreso federal. Una ciudad que requiere de muchos recursos para sostener sus servicios, hacer nuevas obras y dar mantenimiento a las existentes se topa con una política federal restrictiva, lo que metería a la administración mancerista en graves problemas políticos y sociales. En el ámbito del actual gobernante de la Ciudad de México se habla incluso de que el PRD podría manifestarse y protestar en las calles.
Pero, como el espectáculo debe seguir, ya está en puerta el estreno de la obra política relacionada con la constitución de la Ciudad de México. Es una puesta en escena que no emociona al respetable, pues bien sabe la audiencia que los problemas reales de la capital del país no se solucionarán con nuevas y tal vez mejores reglas jurídicas, y que la realidad seguirá casi igual, más allá de los montajes palaciegos, de cambios de denominación (de Distrito Federal a Ciudad de México) y de constituciones (como si la federal de mucho sirviera y realmente fuera respetada). El teatro constitucionalista no obedece ni responde a una necesidad popular, sino a pretensiones de élites políticas, sobre todo del futurismo mancerista que desea colgarse la medalla histórica
de los cambios
en la CdMx.
Por lo pronto, Mancera ha nombrado a sus seis representantes (recuérdese que el baldón original de esta asamblea constituyente es que no todos sus integrantes provienen de una elección directa, pues una parte de ellos son designados a dedo por Los Pinos, el gobierno capitalino y las cámaras legislativas federales). Obviamente, va Porfirio Muñoz Ledo, en quien ha descansado una parte importante de la elaboración de las propuestas. También está en el paquete mancerista el senador Alejandro Encinas. ¡Hasta mañana!
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