Los restos de Israel Hernández Torres, joven secuestrado, asesinado y enterrado en una de las fosas clandestinas de Tetelcingo, municipio de Cuautla, Morelos, fueron entregados ayer por la Fiscalía General del Estado (FEG) a sus familiares para que sean sepultados en su pueblo natal, Santa María, en Cuernavaca.

Israel, el cuarto identificado con pruebas de ADN, fue exhumado del panteón Jardines de los Recuerdos de Cuautla (adonde fue trasladado por personal de la fiscalía estatal), llevado cerca de las 8 horas al Servicio Médico Forense (Semefo) de Cuernavaca y entregado a sus familiares alrededor de las 12:30.

Edith Hernández, hermana de Israel, quien salió con los restos en una carroza del panteón, declaró que los trabajadores de la fiscalía siempre ocultaron el cadáver, pues varias veces acudieron a buscarlo al Semefo; pero les negaron el paso para identificarlo cuando estuvo ahí.

En entrevista, narró que su hermano fue secuestrado en su tienda de materiales de construcción el 24 de julio de 2012. Vestía una playera con el logotipo y los números telefónicos de su comercio, pero los empleados de la fiscalía nunca llamaron a esos teléfonos para tratar de identificarlo.

El cuerpo de Israel estuvo en el Semefo un año y siete meses; posteriormente fue inhumado en una de las fosas clandestinas de Tetelcingo en marzo de 2014, como no identificado.

Desde el secuestro y asesinato de Israel en Cuernavaca pasaron cuatro años, tiempo en el cual su familia acudió a la FGE a pedir información sobre su paradero, pero fue después de que se denunció la existencia de fosas clandestinas que las autoridades permitieron a los familiares revisar las carpetas de investigación.

Dijo que el expediente de su hermano “sólo era una hoja que decía que lo encontraron sin vida en Cuautla, en agosto de 2012; sin embargo, apenas este mes solicitaron revisar de nuevo el archivo y encontraron que ya estaban los datos de la playera de Israel.

Estaban las fotografías de Israel, la playera, los números y hasta las botas que traía puestas (el día de su secuestro), señaló. En casi cuatro años la FGE no les mostró estas evidencias.

Si yo hubiera visto esa evidencia (la playera y los números de teléfono impresos) en una carpeta les hubiera dicho: sáquenlo, es mi hermano, recalcó.

Edith Hernández agradeció a María y Amelia, madre y tía de Oliver Hernández Navarrete, quienes lucharon, junto con autoridades de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos para que se abrieran las dos fosas clandestinas. De lo contrario, expresó, seguirían buscándolo con vida.

La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) demandó a las autoridades encargadas del análisis y reconocimiento de los cuerpos encontrados en las fosas de Tetelcingo apegarse a los protocolos internacionales, así como la elaboración de un banco de datos de información genética.

Julio Hernández Barros, comisionado presidente de la CEAV, dijo también que la identificación de cuatro de los 119 cuerpos depositados en las fosas por la FGE es una esperanza para quienes aún buscan a familiares desaparecidos.