Río de Janeiro.

Unas 300 personas se congregaron ayer en el cementerio de Irajá, un barrio popular al norte de Río de Janeiro, para dar el último adiós al eterno capitán de la selección brasileña, Carlos Alberto Torres, fallecido el martes de un infarto.

Al velorio en la sede de la Confederación Brasileña de Futbol asistieron numerosas personalidades del mundo del balompié, como su ex colega Brito o el nuevo seleccionador Tite.

El féretro con el cuerpo del campeón del mundo en México 1970 llegó al cementerio cubierto de flores y con una gran bandera de Brasil, siendo despedido por una multitud colorida de aficionados vestidos con casacas de la verdeamarela o de los grandes clubes de Río por los que pasó Carlos Alberto.

Descansa en paz, Capitán, decía la pancarta de un aficionado del Fluminense.

El himno nacional resonó en el cementerio, seguido de sonoros y prolongados aplausos.

Fanáticos anónimos compartieron el duelo con miembros de la familia y de grandes nombres del futbol brasileño como Cafú quien, como Carlos Alberto, era lateral derecho y campeón del mundo, aunque en 2002.

Es nuestro capitán eterno, nuestra referencia dentro y fuera del terreno, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, dijo el ex jugador de la Roma y del Milán.

El hijo del Capitán, Alexandre Torres, vestía una camiseta con los colores amarillo y verde de Brasil y una foto de su padre celebrando el gol antológico del 21 de junio de 1970, el último de la final contra Italia (4-1) en el estadio Azteca, que dio al Scracht su tercer título mundial.

En Río de Janeiro, Carlos Alberto comenzó en 1963 su brillante carrera deportiva en el Fluminense, con el cual conquistó tres campeonatos cariocas y ganó dos torneos en Francia y Chile, ambos en 1976.