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Negocios y Empresas

Facebook y el control de la información

N

o hay negocio más rentable y de mayor importancia política que el control de la información. Quien sabe qué piensa la gente y cómo actúa tiene el mundo a sus pies, y eso lo han logrado algunas empresas que administran las redes sociales.

Una de las firmas líderes en este sector es Facebook, de Mark Zuckerberg, que tiene información de más de mil 500 millones de personas del mundo. El contrato que firman los usuarios de este servicio consiste en ceder la propiedad a perpetuidad de la información que se incorpora a través de la red y se puede usar con fines comerciales o políticos.

A través de complejos algoritmos, esta red social puede saber qué es lo que piensa una persona o un grupo social de un bien o servicio y cómo actuará en sus próximas compras, por lo que se le puede ofrecer cualquier cosa vinculada con sus hábitos de consumo.

Pero el negocio va más allá de lo comercial, pues a través de la red se ligan personas con intereses semejantes, desde una demanda para mejorar el pavimento de una calle hasta movimientos para participar en revoluciones. Es decir, por este medio se pueden contactar personas que luchan por la defensa de principios ideológicos y religiosos.

Es por ello que las agencias de inteligencia, como la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), la Agencia Central de Inteligencia (CIA) o la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) en Estados Unidos y las de la mayor parte de países del este y de Occidente buscan la manera de tener acceso a la información de Facebook y de otras redes de su tipo.

Facebook adquirió en 2012 a Instagram y en 2014 a Whatsapp, e instituciones ligadas con el gobierno y con la tecnología no se quieren quedar al margen de esta poderosa red.

El fondo Greylock Venture, que se dice vinculado con la CIA, le metió hace unos años 27.5 millones de dólares a cambio de acciones, y lo mismo hizo Microsoft, que invirtió 240 millones de dólares por 1.6 por ciento de las acciones de esta red.

La capacidad de controlar la información ha generado un nuevo nicho de multimillonarios que, para bien o para mal, están vinculados con el sistema de vigilancia mundial.