México no puede sustraerse de participar en la solución de la crisis venezolana, pero debe hacerlo sin caer en protagonismo. Un repentino interés por la problemática latinoamericana después de años de dar la espalda a la región genera dudas y la hipótesis de que quiere correrle cortesías a Estados Unidos, pero la Casa Blanca no le va a agradecer nada, subrayó el internacionalista de la UNAM Eduardo Rosales.

En tanto, Francisco Franco Quintana, de la Universidad Iberoamericana, dijo que si bien es importante señalar lo que está sucediendo en Venezuela, la política exterior mexicana debe tener posición propia y no ser títere de nadie.

Rosales, de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, resaltó que, en muchas ocasiones, México ha adecuado sus pronunciamientos de política exterior en función de los intereses del país del norte. Ejemplo de ello es el comes y te vas.

Por eso, no descartó que al intentar una actuación protagónica en el caso venezolano, el gobierno de Enrique Peña Nieto quiera dar una cortesía a Estados Unidos; sin embargo, el presidente Donald Trump no va a apreciar dicho gesto, porque sólo le interesa la relación bilateral en términos económicos.

Agregó que no por esa cortesía, el republicano va a tratar mejor al país en las negociaciones sobre migración, inseguridad o el Tratado de Libre Comercio.

El especialista precisó que todos los extremos son malos; tanto que tome protagonismo como que se sustraiga. México, estimó, debe tomar los canales institucionales internacionales para, en ese marco, sumarse a los consensos latinoamericanos, a fin de tratar de coadyuvar a una solución en Venezuela.

Luego de lamentar la crisis de aquella nación, resaltó que la solución no puede quedar en el ámbito de la Organización de Estados Americanos (OEA), pues ha sido muy cuestionado de ser instrumento de Estados Unidos.

Convendría llevar esto a otras instancias, como la Organización de Naciones Unidas o la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, expuso Rosales.

Franco Quintana indicó que hasta ahora no se sabe la razón de que el canciller Luis Videgaray haga señalamientos sobre ese país en este momento; si se debe a presiones de la OEA o si le está haciendo el juego a alguien más.

Dijo que sí interesa a México que Latinoamérica no caiga en inestabilidad, pero desde finales de los años 90 no tiene una estrategia clara de política exterior hacia esa región.