En sus inicios, Natalia Botello Cervantes confiesa que desconocía qué era la esgrima cuando cursaba el sexto año de primaria al ser detectada por un entrenador de talentos en su natal Tijuana. A la futura quinceañera tampoco le da pena que para costearse una competencia en Cuba tuvo que vender camisetas y regresó con dos medallas de oro este año, el cual se redondeó con el título y el bronce que conquistó en el Mundial Juvenil y Cadetes en Bulgaria, donde hoy lidera el equipo de sable femenil integrado por Julieta Toledo, Kim Escamilla y Abigail Valdez, para estar en la pelea por otra presea.

La doble medallista del orbe considera que todo esfuerzo tiene su recompensa. Pasa por un buen momento desde que se coronó en la Olimpiada Nacional 2015, luego de superar el filtro como infantil, debutar en cadetes para menores de 15 años y comenzar un ascenso que le sorprende y enorgullece al mismo tiempo por enfrentar a juveniles de mayor experiencia y más edad.

Desde Plovdiv, sede del certamen búlgaro, la bajacaliforniana acepta la entrevista vía telefónica con La Jornada. Goza de su proeza y se muestra satisfecha del histórico título que le dio a México, porque le costó demasiado y se sintió presionada por momentos.

De los 12 duelos que realizó, con 10 triunfos y dos reveses acumulados que la colocaron en la final de la gráfica, tres de ellos fueron intensos, reñidos y agresivos. Como buena mosquetera, la zurda mexicana definió sus victorias peleando como si tuviera experiencia en esas lides pa- ra quitarse la careta y levantar el sable en señal de triunfo.

Vencí y lloré

Todavía emocionada rememora: “Fueron tres combates muy cerrados: en la ronda de 64 vencí a la rusa (Evgenia Podpaskova), 15-14; después a la coreana (Soyeon Yun), 15-14, y en la final a la griega (Theodora Gkountoura), 15-14.

“Con la griega tenía un pendiente, porque me había ganado primero en los poules (grupos), pero no me sentí mal ni hubo tristeza. Nos encontramos en la final, ella me había tocado y tenía ventaja (13-14). No estaba nada nerviosa, me tranquilicé y dije que sea lo que Dios quiera. La vencí (15-14) y lloré”, relata con la voz entrecortada.

Yo no me lo esperaba y se dieron los resultados. Estoy muy contenta, porque es algo que se planeó entre la Federación (Mexicana de Esgrima) y mi entrenador cubano Alain Tandron, tener a mis compañeros apoyándome en una categoría juvenil y con más nivel. Me dio mucho sentimiento, agrega la sablista, quien en esta ocasión contó con los recursos económicos para asistir con las selecciones femenil y varonil en las diferentes armas.

Hace un mes Natalia Botello ganó dos medallas áureas en el Panamericano de La Habana, Cuba, en lo individual y por equipos, en cadetes, ya que en juvenil terminó en el quinto lugar. La batalla fue con las isleñas, potencia en la especialidad, pero las mexicanas se llevaron los honores.

Yo tuve que vender camisetas para ir a esa competencia y no me da pena (revelarlo), eran gastos que hicimos y después la federación no los devolvió. Para Bulgaria nos pagaron todo, viene un selectivo nacional en Puebla y una Copa del Mundo en Túnez, en mayo. La Conade (Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte) no nos ha dicho nada, se les entregó el programa con tiempo.

La campeona mundial hace un llamado y sólo pide mantenerme, es lo único, porque soy de las favoritas para ganar en los Juegos Olímpicos de la Juventud (en Buenos Aires 2018) y buscar la clasificación a Tokio 2020.

En su palmarés destacan otra dorada en el Campeonato Mediterráneo en Argelia 2016, una plata individual y bronce por equipos en la Copa del Mundo en Costa Rica ese mismo año.