La mujer negra es una guerrera a la que le faltan condiciones sociales y económicas para desarrollarse plenamente, afirma Ruperta Palacios, de México Negro. Más de la mitad de afrodescendientes que viven en el país (51 por ciento) son mujeres, pero reportan menores niveles de educación y empleo.

De acuerdo con el Perfil sociodemográfico de la población afrodescendiente en el país, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, 34 por ciento de mujeres de 6 a 24 años de edad no asisten a la escuela, en comparación con los hombres, 32.7 por ciento.

El grado promedio de escolaridad de las afromexicanas de 15 y mayores es de 8.7 años, lo que significa que no alcanzan a terminar la secundaria. En tanto, el de los hombres es de 9.3 años. El género femenino tiene rezago educativo de 39 por ciento y los varones de 34.7.

En cuanto al trabajo, 53 por ciento de la población afrodescendiente es económicamente activa: 35.3 por ciento son mujeres y 71.8 hombres. Las afromexicanas se emplean principalmente en actividades de comercio y servicios, 84.4 por ciento, y sólo 2.1 por ciento lo hace en el sector primario.

El 71.6 por ciento son asalariadas y 22.1 trabajan por su cuenta; este porcentaje es mayor que el de los hombres: 21.2.

El 50.1 por ciento de mujeres afrodescendientes recibe de uno a tres salarios mínimos; 26.8 por ciento más de tres y 13.4 por ciento hasta un salario mínimo.

Las afromexicanas tienen mayor acceso a prestaciones laborales que los hombres, 67.5 contra 60.3 por ciento.

De acuerdo con el estudio, de la población afrodescendiente que no es económicamente activa, 68.1 por ciento de mujeres realiza quehaceres del hogar, contrario a 3.5 por ciento de hombres. Otro contraste importante es que 49.3 por ciento de hombres que no trabajan son estudiantes, al igual que 20.5 de mujeres.

El promedio de hijos nacidos vivos de mujeres afrodescendientes en edad reproductiva de 15 a 49 años es de 1.7. Y la tendencia indica que sin escolaridad o con educación básica tienen mayor promedio de hijos (3.6) en relación con el dato nacional (3.3).