Viernes 14 de abril de 2017, p. 28
Luego de pensarlo con detenimiento, Mariana Ramírez acudió al ginecólogo a pedirle que le realizara una ligadura de las trompas de Falopio para asegurarse de no tener hijos. La respuesta del médico la tomó por sorpresa: no podía acceder a su petición si ella no había tenido hijos antes.
Mariana consideró absurdo que ni en los hospitales públicos ni en los privados se acepte una petición como la suya, a pesar de ser una mujer adulta con plena conciencia de sus actos. Más aún: para ella, se trata de un acto que interfiere en su capacidad de decidir sobre su cuerpo.
Consultado sobre el tema, el urólogo Alberto Salazar Vázquez explicó en entrevista que tanto la salpingoclasia como la vasectomía son operaciones que regularmente se practican en personas que ya han procreado, debido en primer lugar a que se trata de métodos prácticamente irreversibles.
Además, por sencillas que sean, son cirigías que modifican parte del organismo del paciente, y que por ende serían innecesarias si el único fin de quienes la solicitan es evitar embarazos no deseados, ya que para esos fines hay métodos más simples y menos invasivos.