Especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desarrollan proyectos de investigación aplicada que se enfocan, además del tratamiento de aguas residuales, en la obtención de productos de valor agregado, en especial biocombustibles, como metano e hidrógeno.

Se trata de los expertos que colaboran en el Laboratorio de Investigación en Procesos Avanzados de Tratamiento de Aguas (Lipata) del Instituto de Ingeniería campus Juriquilla, en Querétaro, de la casa de estudios.

Germán Buitrón Méndez, jefe del Lipata, informó que esta unidad académica maneja dos ejes principales de investigación: el tratamiento de aguas y residuos para mitigar la contaminación y obtener agua limpia, así como la producción de biocombustibles gaseosos.

Bagazo de caña, paja de trigo y maíz

De acuerdo con información dada a conocer por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, la idea de los proyectos de este equipo es sentar las bases para que las empresas puedan capitalizar los resultados y crear negocios enfocados en la obtención de biocombustibles, como se hace en otros países.

La mayoría de las plantas de tratamiento que tienen producción de metano lo queman y no se producen bacterias; se trata el agua, pero generan muy pocos lodos y lo demás lo convierten en metano. El concepto que manejamos nosotros es con todos los lodos posibles y la generación de metano, el cual, en vez de quemarlo, buscamos meterlo a un motogenerador para producir calor y electricidad, que se pueda utilizar para operar una planta y, si sobra, se venda, indicó Buitrón Méndez.

Los científicos también participan en un clúster de biocombustibles líquidos que se enfoca en la producción de etanol y butanol para el sector del transporte. Trabajamos biocombustibles de segunda generación, que se basan en materiales como el bagazo de la caña, paja de trigo y maíz, donde se hace una hidrólisis para liberar la hemicelulosa y todos los azúcares que están contenidos para sacar más etanol. En el caso del agave tequilero, estudiamos la fibra y las linazas, que son el jugo con el que buscamos producir biogás e hidrógeno, además de las vinazas que se generan en la industria vitivinícola del estado.

Entre los proyectos del Lipata, Guillermo Quijano Govantes, miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores, desarrolla uno de producción de biogás a partir de desperdicios orgánicos, como restos de comidas o aguas residuales.

El objetivo es desarrollar procesos más sostenibles por medio de sistemas biológicos que además no representen algún impacto para el medio ambiente.