El corazón de la materia ofrece una reflexión sobre el creacionismo y el evolucionismo
Obra de José Ramón Enríquez, escrita en coautoría con Luis y José María de Tavira
Lunes 17 de abril de 2017, p. 9
Con la finalidad de reflexionar, entre otras cuestiones, sobre el pensamiento evolucionista versus el creacionismo, se estrenará la puesta en escena El corazón de la materia, obra más reciente del dramaturgo y poeta José Ramón Enríquez, escrita en coautoría con Luis de Tavira y el actor José María de Tavira.
Se trata de un reconocimiento al paleontólogo, filósofo y sacerdote jesuita francés Pierre Teilhard de Chardin (1881-1955), quien desarrolló su vocación científica y religiosa con la misma intensidad y pasión.
En el ámbito de la ciencia, Teilhard de Chardin participó, junto con Henri Breuil, en el descubrimiento del Sinanthropus u hombre de Pekín –actualmente Homo erectus pekinensis–, el pariente más cercano del Pithecanthropus u Homo erectus.
Breuil y Teilhard descubrieron que el hombre de Pekín era un fabricante de herramientas de piedra y que manipulaba el fuego.
En el aspecto religioso y filosófico, Teilhard desarrolló un pensamiento evolucionista, no creacionista. En su momento histórico, esa ideología en sacerdotes era escandaloso y visto como herejía, lo que le valió ciertas represalias de la Iglesia católica, como la prohibición de publicar textos teológicos o religiosos.
De acuerdo con datos históricos, en 1958 Teilhard ya había muerto. El padre Janssens informó a la Compañía de Jesús que un decreto del Santo Oficio, dirigido por el cardenal Ottaviani, requirió a las congregaciones retirar de todas las bibliotecas las obras de Teilhard. El documento dice que los textos del jesuita representan ambigüedades e incluso errores tan graves que ofenden a la doctrina católica
, por lo que alerta al clero para defender los espíritus, en particular los de los jóvenes, de los peligros de las obras de P. Teilhard de Chardin y sus discípulos
.
Teilhard de Chardin, explicó Enríquez, “fue un hombre muy avanzado para la Iglesia de su tiempo. Él encarna el debate entre vigente hoy día entre evolucionistas y creacionistas, es decir, los que siguen a Darwin y los que creen de manera dogmática que Dios apareció en el paraíso terrenal y tomó un poco de lodo y le sopló para darle vida.
Como científico, Teilhard no cree en la historia del paraíso terrenal; sin embargo, en su pensamiento hay una fusión de ciencia-fe, es decir, es un científico que tiene fe. Es tal su influencia que los teólogos más importantes del Concilio Vaticano II, son discípulos de Teilhard.
De acuerdo con Enríquez, Teilhard encuentra a Dios en la materia y encuentra cómo, en la evolución, ésta se va cristificando. Lo que va descubriendo es a Dios en todo. No es que una piedra, un objeto sea Dios, pero encuentra divinidad en el objeto. Su fe se expresa en términos científicos
.
Para Enríquez, quien se asume como católico, marxista, militante comunista, pedagogo y homosexual, “es tan respetable quien tiene fe, como el que no. El problema viene cuando se trata de obligar o convencer de que hubo un paraíso terrenal y que el pecado original es una manzanita. Hoy, en México han aparecido grupos reaccionarios y retrógradas como el Frente Nacional por la Familia, que hicieron una marcha vergonzosa y lo más anticristiana del mundo, porque es un movimiento tremendamente anticaritativo.
En Estados Unidos, iglesias evangélicas sostienen un pensamiento creacionista, son gente que votó por Donald Trump. Y por otro lado tienen maestros que son expulsados por enseñar a Darwin. Frente a ello, Teilhard de Chardin representa en la actualidad la esperanza de un mundo mejor.
El corazón de la materia, con dirección de Luis de Tavira, entreteje lo que fue la vida de Teilhard con la relevancia de su pensamiento para el mundo moderno.
Se estrena el 19 de abril, en el Teatro de la Artes, del Centro Nacional de las Artes, con funciones del 19 de abril al 14 de mayo.