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Gabriel Garcilazo expone Distopías en el museo del Chopo

Artista retoma códices prehispánicos y aborda problemas del México actual
 
Periódico La Jornada
Lunes 17 de abril de 2017, p. 9

En un lugar que no es ni el pasado, ni el presente el artista visual Gabriel Garcilazo (Cuernavaca, 1980) creó un espacio diferente, el cual se presta más a un análisis de cómo vemos la cotidianidad, porque no es fácil analizar la violencia. En este espacio, que no es la realidad, ni una historia, se pueden interpretar con más facilidad los acontecimientos históricos y actuales.

En Distopías, exposición que montará Garcilazo en el Museo Universitario del Chopo, utiliza el formato del códice prehispánico para relatar problemas del México actual que giran en torno a la migración, como el tráfico de drogas, de personas y de armas.

El proyecto parte del Códice Boturini, que narra el trayecto de los aztecas en busca de la tierra prometida, que ya en la Colonia fue retomado por el Códice Azcatitlán, con una versión actualizada de los acontecimientos ya con la llegada de los españoles. Garcilazo emplea la información de ambos códices para hacer una versión contemporánea muy propia.

La pieza central de Distopías es dicho códice, que consiste en 35 tintas sobre papel amarillento. Su colorido se basó en la paleta de los códices antiguos: rojos con algunos verdes y terrosos. También empleó algunos elementos con carboncillo negro muy mate.

Asimismo, incluye una instalación basada en el mapa de Tenochtitlán, sobre todo lo que es el Templo Mayor, con dos teocallis a su lado y el observatorio que estaba en frente. Para su realización, Garcilazo usará las mismas herramientas de la construcción informal de los cinturones de miseria que hay en casi todas las ciudades de América Latina.

En entrevista, el artista alude a la manera actual de construir de los herederos de la tradición que viene de los indígenas que anteriormente habitaban el lugar. Mi obra es una contraposición de la parte heroica de esta arquitectura prehispánica y un vistazo a cómo los herederos de esa cultura viven en esos cinturones de miseria en la actualidad. También me interesa la pérdida de la memoria histórica de los mexicanos, aunque creo que es un fenómeno global.

Otra de las piezas retoma el primer mapa que se hizo de América, bastante distorsionada a como se conoce hoy. Sobre este mural el artista ha puesto dibujos que hablan de nuevo de la migración, del tráfico de armas, de la construcción informal y un poco de las desapariciones forzadas. La última instalación consta de 43 piedras de río pintadas como si fueran cabezas degolladas, pero con imágenes prehispánicas.

Una parte de este proyecto se exhibió hace dos años en el Centro Cultural Jardín Borda, en Cuernavaca.

El interés de Garcilazo por la historia no se queda allí. Actualmente trabaja en torno a la alquimia medieval: “Me gusta cómo los alquimistas hacían que una representación fuera portadora de conocimiento, el cual se trasmitía con las imágenes, no con textos. Me interesa el hermetismo y cómo esta parte sectaria de los símbolos dicen cosas más allá de la imagen que de pronto te habla, pero no sabes cómo interpretarla.

Ya después conecté esto con la química moderna y la comida procesada de hoy. Un poquito para ver cómo toda la magnificencia de ese conocimiento esotérico y filosófico, llegó a un punto en que se emplea para fabricar comida procesada y generar más ganancias.

Distopías, curada por Itzel Vargas, permanecerá hasta el 30 de abril en el Museo Universitario del Chopo (Dr. Enrique González Martínez 10, colonia Santa María la Ribera.