El Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, que este año celebra el centenario del nacimiento de su fundadora, cautivó a miles de personas que abarrotaron las áreas verdes del Centro Nacional de las Artes (Cenart) en la gala del sábado pasado, con motivo del Día Internacional de la Danza.

Desde temprano el público buscaba el lugar más cercano al enorme escenario y, por supuesto, bajo la sombra de un árbol. Los espectadores no querían perderse detalles de los bailables del repertorio de la agrupación, que esta vez estuvo acompañada por la Orquesta Escuela Carlos Chávez, con la dirección artística de Eduardo García Barrios.

Entre risas y juegos de niñas y niños transcurrió la espera. El sol se acercaba con lentitud al ocaso y el calor disminuía cuando comenzó la actuación del Ballet Folklórico de México.

Lo mejor del repertorio

Con la finalidad de que todos apreciaran las coreografías, se instalaron pantallas gigantes; así, un pequeño espacio con pasto era suficiente para sentarse y disfrutar la gala.

Una voz en off indicaba al público ubicado cerca del escenario que permaneciera sentado para que las personas que estaban más lejos también disfrutaran los bailables. Muchos comenzaron a gritar: ¡siéntense, siéntense, siéntense!

Policías, madres con sus hijos, jóvenes enamorados, todos los que pasaban frente a una pantalla y que por un momento veían la presentación de la compañía recibían los gritos de las personas sentadas para que se apartaran, incluso les aplaudían cuando se marchaban.

Entre gritos de ¡siéntensen! o ¡quítate! se desarrolló la función de gala y sólo cuando terminaba alguna obra cesaba el griterío y se escuchaban los aplausos para los bailarines.

La gala del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, con las direcciones artística y general de Viviana Basanta Hernández y Salvador López, respectivamente, estuvo articulada por lo mejor de su repertorio, como las danzas de Guerrero, donde las mujeres lucieron faldas muy coloridas y con enormes sonrisas conquistaron al público, y otros bailables que generaban un ambiente de fiesta.

Erguido, el protagonista de la Danza del venado Foto Guillermo Sologuren

Esa función, inscrita en los festejos conmemorativos por 100 años del natalicio de la bailarina y coreógrafa Amalia Hernández (1917-1999), contó con la alegría de Veracruz, pues un grupo interpretó varios sones jarochos que aportaron sabor a la velada.

La belleza de las bailarinas cautivó las miradas de las miles de personas. En una obra salieron al escenario como soldaderas con todo y rifles de madera, en otra lucieron vestidos muy coloridos y también la indumentaria de color blanco en las piezas de Veracruz.

Mojigangas en el escenario

Gran alegría se vivió cuando las bailarinas de la compañía, al sonido del arpa, interpretaron La bamba; también hubo una especie de carnaval con enormes mojigangas en el escenario. Los niños también disfrutaron mucho cuando salieron a escena bailarines personificando al Diablo y la Muerte, quienes también zapateron duro.

Para el cierre de la gala se bailaron Doña Blanca, La cucaracha y La malagueña; también compartieron la impresionante Danza del venado, donde el bailarín impactó con su destreza y fuerza en cada movimiento.

Antes de concluir, el Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández regaló varias piezas de Jalisco, como el son de La Negra, acompañada por la música de mariachi. Fue una fiesta mexicana y el público pedía más piezas, mientras la agrupación y la orquesta eran ovacionadas.

Las pantallas se apagaron y de manera paulatina el público se retiró; así terminó la gala de una de las compañías más relevantes del país.