El espectáculo Disturbios del imposible, que por primera vez combina en México el teatro y la magia, tiene la finalidad de explorar esta interdisciplina para enriquecer las artes escénicas, explican Ana María y Arturo Aparicio o mago Makartur, a propósito del proyecto que dirigen, el cual se desarrolló ayer en el teatro Carlos Lazo de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Se inscribe en la propuesta que hemos estado promoviendo hace algunos años: los ilusionistas en México se deben formar escénicamente. Ana María Aparicio (encargada de la dirección teatral) cumple un papel fundamental para combinar toda la potencia que tiene el teatro en escena con la fuerza del ilusionismo, explica el mago Makartur a La Jornada.

Buscamos generar escenas muy surrealistas, muy oníricas pero que también tengan mucha fuerza, con las que podamos abrir los horizontes mentales a las personas y que crean en lo imposible, que es la magia.

Ana María Aparicio menciona: Siempre he creído que el teatro por sí mismo es muy mágico, porque el espectador, sin ningún tapujo, cree en lo que dice el actor y entra a la ficción que el mundo escénico propone. Que sin cuestionarse crea que tú eres mi abuelita, aunque seas hombre, ya es un acto de entrega, confianza y amor.

Afirma que siempre ha visto la magia como “herramienta escénica. Si se conoce cabalmente puede potencializar el acto. Arturo la ve más desde el punto de vista de la esencia de la magia. Disturbios del imposible ha sido un continuo jaloneo de él por defender la parte mágica y que el teatro no se la coma.

“El ilusionismo –añade Ana María– es una posibilidad del ser humano de construir una realidad que, desde la perspectiva subjetiva del individuo, existe como probabilidad; este arte te abre ventanas en el ser y hace que puedas concebir el mundo de las posibilidades en el terreno de nuestra realidad.”

El ilusionismo es una posibilidad del ser humano de construir una realidad que existe como probabilidad, afirma Ana María Aparicio en entrevistaFoto Luis Humberto González

Versiones modernas de trucos clásicos

La puesta en escena, producida por Magos Ilusionistas de la UNAM, tiene una estructura del tipo variedad, con ocho actos y un preludio, en los que se escenifican versiones modernas de clásicos trucos de magia, como el de atrapar la bala, un número de cuerdas y otro de mentalismo, entre otros, acompañados por música original en vivo y la actuación de intermedios en el género clown.

El acto de mentalismo fusiona –adelanta Arturo Aparicio– varios números clásicos, como “la telepatía entre dos personas, la médium y el ‘de vivos y muertos’, en el que la gente escribirá en sobres y la mentalista los va revelando. Hay una adaptación de la ‘bala atrapada’, un juego tradicional en el que muchos magos han muertos durante siglos”.

Los directores destacan el número de mentalismo, justamente porque las personas no nos podemos comunicar y llegan estos magos que lo hacen sin hablar, dice el ilusionista.

Magia posible

Ana María Aparicio abunda: Esto habla de la imposibilidad de penetrar en el otro con las palabras. No nos escuchamos y entrar en tu mente da cuenta de otro nivel de comunicación, que finalmente es humano; o sea, es un tipo de magia que sí es posible.

Arturo Aparicio explica que la canción escrita para este montaje por María Moctezuma hace referencia a una línea de pensamiento que trae todo el espectáculo, implicíta: confrontar si existen o no los imposibles. Es algo muy clásico de la magia, porque ésta siempre hace posible lo imposible, que si la realidad es como la concebimos. La canción confronta todo el tiempo qué es lo que entendemos como realidad. Eso es lo que hacen los artistas, y los magos también.