Santiago.

La presidenta chilena, Michelle Bachelet, encabezó este lunes un homenaje al presidente socialista Salvador Allende y a las víctimas que dejó la dictadura militar tras el golpe que dirigió el general Augusto Pinochet hace 44 años.

El odio no puede ni debe conducir a Chile, dijo la mandataria ante unos 300 invitados en la ceremonia que se realizó en La Moneda, sede del Ejecutivo donde murió Allende, y que el 11 de septiembre de 1973 fue bombardeado y destruido por aviones de la fuerza áerea.

No voy a permitir que se pretenda hacer ver como revanchismo el legítimo anhelo de justicia y de reparación de miles de familias en Chile, subrayó la mandataria, luego de que hace unos días un grupo de ex jefes castrenses cuestionaron en una carta los juicios que llevan adelante los tribunales contra violadores de derechos humanos.

Los actos por el 44 aniversario del golpe militar se iniciaron en el Ministerio de Relaciones Exteriores, cercano a La Moneda, donde Bachelet recordó, entre otros, a Orlando Letelier, el ex canciller del presidente Allende (1970-1973), asesinado en su exilio en Washington el 21 de septiembre de 1976 por agentes de la policía secreta de Pinochet.

La lucha de mujeres y hombres notables, como Orlando Letelier y muchos otros humildes y anónimos, permitió que recuperáramos nuestra democracia, nuestra convivencia pacífica y, sobre todo, nuestra dignidad. A ellos no tenemos que olvidarlos jamás, exhortó la presidenta, que concluye su segundo mandato el 11 de marzo de 2018.

Durante el régimen militar, que se extendió por casi 17 años, hasta comienzos de 1990, unas 3 mil 500 personas desaparecieron o fueron ejecutadas por agentes del Estado y otras 35 mil fueron sometidas a torturas, según informes oficiales emitidos en democracia.

El domingo anterior, 5 mil chilenos participaron en una tradicional marcha en Santiago que recuerda a las víctimas de la dictadura, la cual concluyó con violentos enfrentamientos entre encapuchados y policías.

Los asistentes a la marcha portaron pancartas con las fotos de sus familiares muertos, otros llevaban carteles y lienzos con leyendas que demandaban conocer el paradero de los desaparecidos que, a más de cuatro décadas, aún es desconocido.

Exigieron el cierre de Punta Peuco en el norte de la capital chilena, una cárcel exclusiva para condenados por crímenes contra los derechos humanos durante la dictadura militar.

En el penal purgan sus penas más de un centenar de reos, la mayoría militares en retiro de avanzada edad que gozan de beneficios que no tiene el resto de la población penal chilena.

La presidenta Michelle Bachelet anunció que Punta Peuco será cerrada y sus reclusos trasladados a una cárcel común antes de que concluya su mandato, en marzo de 2018.