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Comedor muxe reconforta a damnificados
Corresponsal
Periódico La Jornada
Martes 17 de octubre de 2017, p. 29

Chicapa de Castro, Oax.

Froylán Blas Gómez, conocido como Froy, zapoteca integrante de la comunidad muxe (compuesta por varones homosexuales, transexuales y transgénero), vivió 20 años fuera de la región del Istmo de Tehuantepec. A su regreso, este cocinero profesional elabora guisos tradicionales que obsequia a los damnificados por el terremoto del pasado 7 de septiembre en Chicapa de Castro, una de las seis agencias municipales de Juchitán.

Esta comunidad zapoteca fue una de las más afectadas por el sismo en Juchitán, y ha sido ignorada por el ayuntamiento que encabeza la alcaldesa Gloria Sánchez López, quien 40 días después del terremoto no ha visitado el pueblo.

Froy encabeza la cocina comunitaria muxe de Chicapa de Castro, que recibe comensales a partir de las dos de la tarde. Froy también es damnificado: su vivienda sufrió daños parciales.

A los 16 años quedé huérfano y a los 19 emigré de mi pueblo. Estuve fuera casi 20 años y logré mi sueño de ser chef profesional. Laboré en plataformas (petroleras) en Campeche y en otros lugares haciendo lo que me apasiona. Después del terremoto llegué a mi casa y al ver la desgracia decidí ayudar. Lo mejor fue hacer lo que me gusta: cocinar para mi gente. Estoy feliz y agradecido porque somos muchos que hemos dado nuestro tiempo en forma solidaria, dijo.

Diversidad y sazón

En la cocina laboran 10 varones de preferencia sexual diversa, con mujeres y hombres heterosexuales. Preparan caldos de res y de pollo, mole de camarón, mondongo, sopa y antojitos.

Froy y sus amigos muxes compraron los primeros alimentos; después recibieron de la sociedad frutas y verduras, atún, arroz, frijol, aceite y azúcar.

José Juan Álvarez Medrano, modista muxe, elabora ropa tradicional istmeña y perdió su vivienda en el terremoto. “Froy nos contagió su espíritu solidario y nos sentimos muy contentos. Es una tarea dura, pero lo hacemos con cariño. Empezamos alrededor de las seis de la mañana y terminamos a las cuatro o cinco de la tarde, pero estamos felices porque es ayuda para mucha gente que vive con tristeza”, dijo.