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Actualmente hay 117 encarcelados por oponerse al Kremlin: ONG

La represión política en Rusia continúa, denuncian presos de la era soviética
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Vladimir Putin, presidente ruso, coloca un ramo de flores en el monumento erigido en Moscú a las víctimas de la represión política durante el régimen soviético. Un grupo de 38 disidentes que sufrieron cárcel y destierro denunciaron que la inauguración de este memorial no deja de ser una hipocresía cuando la represión política no sólo no ha desaparecido, sino que se multiplica en el paísFoto Afp
Corresponsal
Periódico La Jornada
Miércoles 1º de noviembre de 2017, p. 28

Moscú.

Al margen de los medios de comunicación bajo control del Kremlin, que rápido pasaron página del tema, la solemne inauguración por el presidente Vladimir Putin –acompañado del Patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kiril, para dar mayor relevancia al acto– de un monumento como homenaje a las víctimas de la represión política en la época soviética, desde este lunes circula en la capital rusa una carta abierta que expone las razones en contra del llamado Muro del Dolor, firmada por 38 disidentes que sufrieron, en aquellos años, cárcel y destierro.

Perseguidos por pensar diferente en la Unión Soviética, los firmantes sostienen en su misiva que es amoral participar en ceremonias organizadas por autoridades que de palabra lamentan las víctimas del régimen soviético y, en realidad, continúan la represión política y restringen las libertades en el país.

Los antiguos presos políticos afirman que es imposible sentir genuino dolor por el pasado y hacer como que no se ve lo que está pasando ahora. No se puede dividir a las víctimas de la represión política entre quienes son merecedores de un monumento y quienes no existen sólo por cerrar los ojos: no deja de ser una muestra de hipocresía inaugurar un monumento así, cuando la represión política (en Rusia) no sólo continúa, sino se multiplica.

Con contundencia, exhortan: No debemos permitir que un gobierno autoritario inaugure con una mano un monumento a las víctimas de la represión y, con la otra, siga cometiendo arbitrariedades y abusos.

Y concluyen: Sin duda, es necesario poner un monumento a las víctimas, pero sólo cuando en el país no quede ni un solo preso político, los verdugos reciban su castigo y la represión deje de ser tema de los noticiarios y únicamente sea materia de interés para historiadores.

Suscriben la carta miembros relevantes del movimiento disidente en tiempos soviéticos como Vladimir Bukovsky, Pavel Litvinov, Aleksandr Podrabinek, Igor Gubernam, Raisa Rudenko y Eduard Kuznetsov, entre otros que lograron sobrevivir la disolución de la Unión Soviética hace poco menos de 26 años.

De manera paralela, Memorial –organización no gubernamental dedicada a rescatar la memoria histórica y a defender los derechos humanos– publicó ayer su relación anual actualizada de lo que considera presos políticos en Rusia: 117 personas, encarceladas por asumirse abiertamente como adversarios del Kremlin.

Entre ellos, hay presos –que podría pensarse por los cargos que se les imputa que los servicios de seguridad detienen de modo aleatorio– por cometer hechos de violencia contra policías en la manifestación contra la corrupción del 26 de marzo anterior, o por publicar en las redes sociales críticas a las autoridades, o por traición a la patria como intercambiar información pública con colegas chinos o mandar un SMS sobre las tropas rusas en la frontera con Georgia, o por ser víctimas de una denuncia falsa, o por difundir sus creencias religiosas.

Mención especial merece el caso del joven matemático Dimitri Bogatov, en arresto domiciliario a la espera de juicio por mandar por Internet supuestos mensajes encriptados, al azar escogido para que otros piensen si vale la pena utilizar la red de anonimato Tor (acrónimo en inglés de The Onion Router).