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Elecciones 2018

Llama González Casanova a superar las fronteras artificiales entre los trabajadores

Lo que queremos no es el poder, sino que la gente se gobierne, asegura Marichuy
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La precandidata María de Jesús Patricio saluda a Pablo González Casanova, durante el Encuentro Nacional Anticapitalista del CNI-CIG con las Trabajadoras y Trabajadores del Campo y la CiudadFoto Víctor Camacho
 
Periódico La Jornada
Jueves 25 de enero de 2018, p. 10

Desde la mirada del veterano luchador e intelectual Pablo González Casanova, lo sucedido ayer en la sede del Sindicato Mexicano de Electricistas, donde delegados del Concejo Indígena de Gobierno (CIG) y de decenas de sindicatos y cooperativas independientes empezaron a explorar nuevas formas de aliarse para romper las fronteras artificiales creadas entre los trabajadores del campo y de las ciudades, puede cuajar en un verdadero proyecto de organización del poder y del trabajo que defienda en democracia al ser humano y a la democracia.

Así lo expresó al conocer los resolutivos de una jornada de trabajo que culminó con la presencia de la precandidata indígena María de Jesús Patricio, Marichuy, en la clausura del encuentro del CIG con trabajadores del campo y la ciudad. El acto tuvo lugar antes del mitin que encabezó Marichuy en el Hemiciclo a Juárez, en la Alameda, bajo una atípica granizada en pleno enero.

Aunque estos hechos forman parte de la campaña de recolección de firmas para conseguir el derecho de que Marichuy, médico tradicional y activista de los derechos de los pueblos nahuas, aparezca en la boleta para la carrera presidencial en julio, el debate rebasó la agenda electoral inmediata. Este proceso va más allá de 2018, fue uno de los consensos que se alcanzaron en las mesas de trabajo que sesionaron durante el encuentro.

A su vez, María de Jesús Patricio, denominada vocera del CIG, precisó los alcances de la campaña que realiza para alcanzar el registro como candidata presidencial por parte del INE. Lo que nosotros queremos no es gobernar sino que la gente se gobierne.

Vital, próximo a cumplir los 96 años, el más notable de los rectores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), González Casanova ofreció en una breve intervención la perspectiva histórica del momento. Recordó que el movimiento iniciado el siglo pasado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) tuvo un alcance mundial y subrayó que ese impacto sigue repercutiendo en lo que sucede ahora, con la irrupción de una candidata indígena a la Presidencia, en un proceso de elección donde tradicionalmente sólo se expresan las figuras de una clase política con la que ninguno de los que atiborraban en ese momento el recinto del SME se siente identificado.

“El paso que ustedes han dado –dijo, refiriéndose al proceso de selección del Congreso Nacional Indígena de una mujer nahua que los abandere en el proceso electoral– tiene una importancia extraordinaria. Ocurre justo en el momento cuando el pueblo tiene clara conciencia de la gran crisis que atraviesa el capitalismo; una crisis política, social, económica, moral. Es un momento en el que el pueblo de México está pensando cómo sustituir en forma pacífica este sistema por otro donde sí estén presentes, en todas sus formas, el pueblo trabajador y los pueblos indígenas”.

Sentada a su izquierda, atenta a sus palabras, Marichuy bajó la cabeza cuando el ex rector reconoció: Nuestra candidata es la mejor preparada para llevar a cabo este proceso.

Sin aludir la enorme brecha que separa la cantidad de firmas reunidas con las que requiere el INE, 17 por ciento cuando queda un mes para alcanzar el objetivo, Marichuy también se refirió al proceso de transformación que va más allá de la cita con las urnas: Porque donde estemos, seguiremos resistiendo, haremos marchas, huelgas, denuncias, juicios. Porque sabemos que las cosas del capitalismo están saliendo mal. Lo sabemos cuando no nos pagan, cuando nos despiden, nos reprimen, nos encarcelan. Por eso decimos que ya llegó la hora.

Mientras en el SME se hablaba de amarrar las alianzas de trabajadores urbanos y rurales, indígenas y no indígenas, en la Alameda se vivía una fiesta, con 15 carpas de los llamados auxiliares, voluntarios dedicados a la recopilación de firmas por la candidatura de Marichuy. Pero cuando llegó la caravana del CIG, la granizada que se abatió sobre la ciudad casi revienta el acto. El maestro de ceremonias Mardonio Carballo –periodista nahua de Veracruz– se encargó se mantener en alto los ánimos: ¡Lo vamos a lograrrrrr!, rugía.

Hasta que llegó la vocera, acompañada por tres concejalas, indígenas vendedoras de artesanías radicadas en Ciudad de México. Una de ellas es Magda García, mazahua, ex presa política. Su figura circuló mucho en los medios cuando, durante la represión de Atenco en 2006, la Policía Federal la detuvo, la arrojó como un bulto en una pick up y la emprendió a patadas contra la mujer caída. También la acompañaron Osbelia Quiroz, de Tepoztlán, y Rocío Moreno, de Mezcala.

¿Cómo romper con el capitalismo?

En las mesas de trabajo que sesionaron durante la mañana se debatió en torno a la pregunta que sugirió Israel Gutiérrez, delegado del CIG, formación derivada del Congreso Nacional Indígena. ¿Cómo romper lo que nos sigue atando al capitalismo, tan contrario a la vida humana y a la naturaleza? Otra de sus propuestas, emanadas de las mesas de reflexión que acompañan la campaña de Marichuy, es el cambio de paradigma en las luchas sociales y populares: Hay que sustituir el concepto de desarrollo por el de vida digna.