Martes 30 de enero de 2018, p. 2
Washington.
Un equipo de investigadores en sicología encontró que nuestra confianza en extraños depende de su parecido a otras personas que conocimos antes.
La investigación, publicada ayer en la edición más reciente de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, demuestra que los extraños parecidos a individuos del pasado que nos resultaron dignos de confianza nos parecen más confiables y que quienes se parecen a otros que en el pasado resultaron poco dignos de confianza nos parecen menos confiables.
Igual que el perro de Pavlov
Igual que el perro de Pavlov, que a pesar de estar condicionado con una sola campanilla sigue salivando con tonos similares, así nosotros usamos información sobre la integridad moral de una persona, en este caso si fue confiable o no, como mecanismo pavloviano básico de aprendizaje para emitir juicios sobre los extraños
, dijo el principal autor del estudio, Oriel FeldmanHall, quien encabezó la investigación como estudiante de posdoctorado en la Universidad de Nueva York y actual profesor adjunto del Departamento de Ciencias Cognitivas, Lingüísticas y Sicológicas de la Universidad de Brown.
Tomamos decisiones sobre la reputación de un extraño sin información directa o explícita sobre él, tomando como base su parecido a otros que hemos encontrado, incluso cuando estamos conscientes de esta similitud
, señaló Elizabeth Phelps, profesora del Departamento de Sicología de la Universidad de Nueva York y otra autora del documento.
Los científicos encontraron además que al decidir si un extraño es confiable o no, el cerebro del sujeto recurre a las mismas regiones neurológicas involucradas cuando aprendemos sobre las personas conocidas, incluso la amígdala, región que desempeña un gran papel en el aprendizaje emocional.
Esta conclusión apunta a la naturaleza sumamente adaptable del cerebro, pues muestra que realizamos evaluaciones morales sobre los extraños tomando como base experiencias de aprendizaje pasadas.