La pianista Sara Davis Buechner ofrece recital hoy en la Sala Nezahualcóyotl
Destruye ver tantos jóvenes empobrecidos
Miércoles 31 de enero de 2018, p. 4
La vida es música… pero sólo si sabes cómo tocarla. Habla la pianista Sara Davis Buechner, quien hoy se presenta sola, y el fin de semana acompañada por la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ofunam), en el Festival Internacional de Piano 2018.
Es una voz crítica del gobierno estadunidense y ofrecerá un discurso en su recital de este miércoles que valdrá la pena escuchar.
Sara Davis Buechner posee doble nacionalidad: estadunidense y canadiense; ha impartido clases en varias universidades de ambos países, obtenido numerosos premios y efectuado conciertos en casi todo el mundo.
Esta es la segunda ocasión que visita México y charla con La Jornada acerca de la música y del programa que interpretará, así como de su historia de vida como mujer transgénero y, aunque ha dado conferencias y conciertos en encuentros de la Comunidad Lésbica Gay y Transgénero, no se considera activista.
No puedo decir que lo soy, porque las cosas no son tan simples como crees cuando eres adolescente. El sistema socialista sonaba muy bien, pero no lo fue y el sistema capitalista está mal en todas las formas posibles
, refiere en entrevista.
“Me destruye ver a los jóvenes cada vez más empobrecidos y me dan ganas de decirles: ‘despierten, busquen algo que los motive’. Creo que si estos jóvenes en lugar de tener un arma o drogas en las manos tuvieran un pincel, un lápiz, un violín, éste sería un mundo muy diferente. Si las artes pueden cambiar las cosas yo no lo sé. Yo sé que soy muy buena pianista, pero no sé si soy activista. La gente que pude haber inspirado ya está de acuerdo conmigo; son personas que no están de acuerdo a las que debo inspirar.”
–Usted es una pianista, una artista, que se preocupa por lo que sucede a su alrededor.
–Quizá más ahora, porque debo estarlo. Cuando escapé a Canadá, así lo llamo: escape
, para mi propia libertad como persona porque estaba experimentando mucha discriminación en ese entonces, pude enseñar en la universidad y dar conciertos, y Obama era presidente y pensé que era algo maravilloso para ser testigo.
Regresé a Estados Unidos pero no porque estaba insatisfecha en Canadá, sino porque sentía que Estados Unidos era mi hogar. Filadelfia, donde ahora vivo, es una ciudad maravillosa y después de tres meses hermosos, llegó a la presidencia esa persona. En el pasado vi a Bush, Reagan, ser elegidos, y es un insulto para cualquiera que conozca su historia porque tuvimos a Roosevelt, Lincoln, Wilson, Kennedy, que eran grandes personas, políticos y diplomáticos; entonces aprendí que los estadunidenses tienen un lado mediocre y es bueno para ellos tener gente como Bush o este presidente.
–Hay muchos artistas que están hablando en voz alta al respecto.
–Sí, creo que muchos lo están haciendo, pero me gustaría hacer algo más que hablar.
“A los músicos –añade Sara Davis– nos frustra pensar que el arte puede cambiar las cosas. Especialmente cuando tienes la experiencia de ser quien está en el escenario. Muchas veces sientes como si estuvieras en una iglesia, es como una experiencia religiosa, como si realmente te conectaras con el cosmos y sabes que puedes transmitir ese sentimiento al público.
Pero la verdad es que conforme envejezco me he vuelto más cínica y triste, porque veo el estado del mundo, especialmente en Estados Unidos en estos días, pero también Rusia o República Checa, y en muchos países donde los derechos humanos han sido suprimidos. Lo mejor que podemos hacer son estos hermosos sonidos, que mucha gente los escuche y entienda, y tal vez los haga pensar que el universo es más amplio que el mundo en el que vivimos.
Contadora de historias
Los bailarines, los actores, los escritores y los músicos somos narradores de historias. Toco la música de Mozart, por ejemplo, porque sé que tiene algo que decir, el público sólo tiene que escuchar lo que él dice, y si como pianista logro contar esa historia entonces esa ha sido una noche muy exitosa
.
Susan Davis habla con todo el cuerpo, salpica unas palabras en español por aquí y por allá, se disculpa por nunca haberlo estudiado; su voz y su risa llenan la Sala Nezahualcóyotl, donde este miércoles tocará piezas de Wolfgang Amadeus Mozart, Frédéric Chopin, Anton Arensky, Dana Suesse y George Gershwin.
“Son compositores muy diferentes. Cuando los puse juntos ni siquiera yo entendía por qué; no sabía por qué iban tan bien juntos, pero al escuchar las piezas algo me dijo que funcionaban muy bien. Mozart, Chopin y Gershwin murieron muy jóvenes, antes de los 40 años. Arensky falleció a los 45. Tienen algo triste en común y eso para mí es muy interesante explorar en un sentido personal. Cuando veo el programa pienso ‘eran jóvenes, qué esperaban y cómo fue que terminaron’.”
La única que se sale de ese destino triste es Dana Suesse, quien nació en 1909 y falleció en 1987.
La pianista, quien desde hace unos años trabaja en su autobiografía, se presenta hoy a las 20:30 horas en la Sala Nezahualcóyotl, y el sábado 3 y domingo 4 de febrero lo hará en la sala Carlos Chávez del Centro Cultural Universitario, a las 18 horas, acompañada por la Ofunam, donde interpretará el Concierto para piano no. 2 de Bartók.