Testimonio de Griselda Triana conmueve a los asistentes
Miércoles 31 de enero de 2018, p. 4
Miroslava Breach Velducea y Javier Valdez Cárdenas, corresponsales de La Jornada en Chihuahua y Sinaloa, respectivamente, asesinados en marzo y mayo del año pasado, eran periodistas valientes que ponían sobre la mesa no sólo los excesos del crimen organizado y la complicidad de las autoridades, sino que en cada crónica, en cada nota, en cada texto, narraban la terrible situación social que enfrenta el país.
La noche del lunes, el foro organizado por La Jornada y Casa Lamm se dedicó a ambos periodistas y devino sentido homenaje a su trabajo profesional, a su legado como compañeros y su sentido de humanidad.
Griselda Triana, compañera de Javier, conmovió a los asistentes al hacer una atinada analogía con el trabajo que por décadas desarrollo el reportero. Sus hijos y ella son ahora como los personajes que él retrató en sus textos y sus libros: huérfanos y vuidas
de la violencia.
Acompañada en la mesa de ponentes por Blanche Petrich y Gustavo Castillo, reporteros de reconocida trayectoria de este diario, Triana agregó: su familia hoy sabe lo que es vivir en carne propia la pérdida de un ser querido. “Nunca quisimos ser víctimas, fueron otros los que lo decidieron (…) Acaba no sólo con la vida, sino con tus proyectos”.
Subrayó que cada uno de los 12 periodistas asesinados en México en 2017 y los 131 que van de 2000 a la fecha (de acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos) no son sólo números, sino que detrás de cada uno caso hay vidas y víctimas directas e indirectas.
Detrás de todos ellos están las familias, los seres humanos. Somos las esposas, hijos, padres, madres, hermanos, sobrinos. Es muy complicado que sólo se reduzca a números, a estadísticas. Tras cada caso estamos nosotros, así que esos números habría que multiplicarlos al menos por tres (afectados más) y la cifra se triplicaría
.
Finalizó con una reflexión: Los responsables de esos y otros asesinatos no sólo están en las filas del crimen organizado y en la complicidad u omisión de las autoridades, también abona la indiferencia y el silencio de la sociedad. Esto no sólo deja solos a los reporteros, sino que nos deja solos a todos
.
Blanche Petrich habló de su relación con Miroslava y con Javier, en esas ocasiones en las que fue de enviada a Chihuahua o Sinaloa, y convivió y compartió el trabajo de campo con ellos.
Recordó que muchos colegas de Chihuahua han afirmado que a finales de la década de los 90 y principios de los 2000, Breach era ya todo un mito
entre el gremio del estado, en particular con los estudiantes de periodismo. Era la mejor periodista de Chihuahua
. Y recordó a Valdez como “un justiciero y un rockstar” con prestigio nacional e internacional. Ambos, dijo, fueron portavoces de sociedades y personas necesitadas de denunciar, de ser escuchados.
Gustavo Castillo, quien ha dado seguimiento a los procesos ministeriales de ambos asesinatos, lamentó que hasta ahora no haya avances sustanciales para llegar a la verdad y la justicia en ambos casos, aunque las autoridades afirmen lo contrario.
Señaló que esos crímenes silenciaron dos voces que mostraban partes de un México que hoy están afectadas por la violencia extrema. Ellos lograron lo que anhelan todos los periodistas: que la gente crea en lo que escriben
.