Las nuevas tecnologías y uso intensivo de dispositivos inteligentes para estar en contacto con otras personas es una realidad que no se puede ignorar, pero su empleo desmedido puede derivar en una serie de adicciones, principalmente entre los jóvenes.

Erika Villavicencio Ayub, académica investigadora de la UNAM y doctora en sicología, señaló en entrevista con La Jornada que para no caer en excesos se debe hacer un uso adecuado y tener buenas prácticas.

Rubén Darío Vázquez Romero, maestro en comunicación y académico de la UNAM y en la Universidad Iberoamericana, dijo que la comunicación digital, sólo es una forma que se ha sumado a las antes existentes y reconoció que algunos sectores son férreos detractores esta forma de entablar contacto.

Ambos coincidieron en que esta es una realidad que va en aumento y que no debe satanizarse, pero Villavicencio Ayub, insistió en un uso medido para no caer en la tecnoadicción, que deriva de un fenómeno llamado tecnoestrés, el cual tiene tres tipologías: la tecnoadicción, la tecnofatiga y la tecnofobia.

Vázquez Romero, quien también es analista de la revista Forbes México, precisó que datos de la Asociación Mexicana de Internet indican que quienes se encuentran en la franja de edad de entre los 20 a 30 años, son los que más invierten en tecnología y quienes más utilizan dispositivos inteligentes.

Comentó que hay personas que fisicamente, en contacto cara a cara son retraídas y tímidas, pero en el mundo digital son abiertas, simpáticas, con facilidad de palabra e incluso muy gregarias, y no es que uno esté mintiendo, simplemente son complementos de una persona. Nosotros no somos los mismos en todos los ámbitos de la vida física. Cuando estamos con la familia nos comportamos de una manera, con los amigos de otra, y en el trabajo, en la escuela, tenemos otro tipo de actitud.

Aseguró que esta comunicación potencia las diferentes personalidades que uno tiene.

Villavicencio Ayub, coordinadora de sicología organizacional en la Facultad de Psicología de la UNAM, indicó que el uso de la tecnología es muy bueno, facilita diferentes actividades, sin embargo, un uso indiscriminado, trae consecuencias. Está repercutiendo en la comunicación sobre todo en los jóvenes, porque reduce ciertas habilidades.

Entre ellas las sociales y de escritura. Hicimos un ejercicio en una primaria, y tenían muchas faltas de ortografía, escribían que con k por cómo se comunican y abrevian palabras por ejemplo al whatsapear.

Para ellos es mucho mas fácil expresarse de forma escrita con estos aditamentos, que entablar una conversación con otra persona frente a frente; les resulta muy complicado y prefieren usar las redes sociales como una especie de escudo.

Comentó que cuando el uso excesivo de estos métodos afecta la salud, el desempeño educativo o laboral se deben hacer cambios.

La gente puede pasar la mitad de la jornada en redes sociales, o usando Youtube o en redes y eso no es sano.