Guadalajara, Jal.

En la competencia de ficción del Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) se presentó el trabajo de Alejandro Ramírez, Mente revólver, en el cual el personaje principal, explica el director, está inspirado en Mario Aburto, quien fue el autor material del asesinato de Luis Donaldo Colosio, y sale de la cárcel después de 20 años para regresar a Tijuana; el otro personaje es Chicali, un policía municipal de esa misma ciudad que entra en las filas de crimen organizado, y Jenny, una pordiosera estadunidense que decide cruzar la frontera hacia México para cambiar su condición de calle. Jenny se enamora del joven Chicali, a quien se le ha encomendado matar a Mario; las tres historias se entrelazan por un revólver Taurus brasileño con el que ejecutaron a Colosio.

Para empezar, el director comentó: En Tijuana, a Mario Aburto se le ve como la figura del gran perdedor; hay todo un imaginario acerca de él; incluso se dice que lo dejan en libertad para que visite recurrentemente Tijuana. Me pareció buena idea hacer una ficción de esto.

Conocido por su trabajo en series televisivas y documentales, Ramírez habló de su migración de ese género al ficticio: “Más que hacer ensayos para poder interpretar el guion, con los actores estuvimos trabajando el perfil de los personajes, como una investigación emocional de cada uno de ellos, para que pudieran construir el personaje. Por ejemplo, uno de los actores, con el sicario, me dijo: ‘yo sólo he hecho personajes de pachecos, nunca he sentido odio ni empuñado un arma, me estás poniendo algo más elaborado’; bajo esa premisa puse la cámara como si estuviera haciendo un documental”.

Respecto de la migración de regreso, de Estados Unidos para acá, el director del documental Aquí estamos dijo: Los estadunidenses no sólo nos ven como su patio trasero, sino como una extensión de sus cárceles para deshacerse de su escoria. Una de las cosas que ya no quedaron en la película fue la vez que abrieron la frontera y dejaron salir como a 50 presos estadunidenses que liberaron en Tijuana.

Sobre este fenómeno de la migración al revés, Ramírez compartió: Yo vivo en un departamento que tiene una ventana donde se puede ver el mar y tengo como vecino a un gringo, a quien le pregunté el porqué vivía ahí; me respondió que con la crisis inmobiliaria perdió su casa, que recibía una pensión de mil dólares y que con eso no podía vivir; alguien le sugirió que se fuera a Tijuana.

Acerca del sonido, el también director de Alicia en el subterráneo mencionó: “Tijuana tiene muchos sonidos y a partir de Nortec ya tiene una tradición sonora. Lo que busqué con el sonido es plantear el delirio de los personajes, que da vueltas todo el tiempo. Un revólver mental, con la idea de ese ir y venir entre los dos lados de la frontera, las vidas cíclicas de los personajes.

La música la hicieron Sonidero Travesura, un par de jóvenes; uno toca el teclado y otro la batería, y juegan con los sonidos. No plantean un subgénero, sino que hacen música de todo un poco, libres e improvisan mucho.