n la entrevista que hiciera Laura Poy ( La Jornada,19/03/18) a Eduardo Backhoff, consejero presidente del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), éste confirma la incertidumbre con que sus integrantes ven el futuro. Hay, incluso, un aire de pérdida y orfandad.
Mexicanos Primero y el grupo asesor cercano a la OCDE que presionaron por la reforma educativa en 2012, convencieron al Ejecutivo de que para darle una definitiva solidez, el INEE debía proponerse como un organismo de Estado, parte de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Pero resultó excesivo (y luego inservible) abundar hasta el detalle de cómo nombrar a sus integrantes y darle una importancia y poder mayor –la separación de los maestros de su trabajo– sobre sus maestros que los de la propia SEP.
La resistencia magisterial durante todo un sexenio resultó ser mucho más poderosa que la armazón legal lo que obligó al gobierno federal a reprimir incluso de manera sangrienta, con las fuerzas del Estado disparando contra una manifestación (Nochixtlán), y a prácticamente suspender las evaluaciones. Como resultado, la reforma (y especialmente el INEE) perdió legitimidad y ha quedado en el aire, como una ficha más en el proceso electoral. Si hoy el aeropuerto se tambalea, la reforma educativa con mayor razón, pues enfrenta una fuerza opositora mucho mayor. Ni de lejos es hoy visto como el independiente y legitimado instituto de especialistas de la evaluación ocupados en mejorar el sistema educativo. Por eso, la posición del INEE se ha vuelto incierta, peor aún cuando resaltan las limitaciones fundamentales que éste tiene. La primera y más devastadora es que en realidad apenas se puede llamar autónomo. Así lo advierte el propio consejero presidente Backhoff en la entrevista: tenemos, dice, “atribuciones que corresponden de manera concurrente a la SEP y a nosotros… y esto hace mucho más complejo el ejercicio de la autonomía… es como si tuviéramos vasos comunicantes y no podemos ser totalmente autónomos”. Y sí, el INEE se ha arraigado en el imaginario público como parte del sistema que comanda la SEP. Pero, además, en segundo lugar, el hecho de que haya asumido como su prioridad fundamental perseguir a los maestros, muestra que se ha olvidado del amplio mandato constitucional que la obliga a evaluar la calidad, el desempeño y resultados del sistema educativo
, y no sólo de los maestros (artículo tercero constitucional). En tercer lugar, como si fuera un centro orientado a hacer investigaciones, describe aspectos concretos de la realidad educativa, pero eso no es evaluar. No diagnostica ni propone soluciones y, a diferencia de la evaluación que hace a los maestros, esos estudios no aterrizan en responsabilidades específicas para alguien, ni menos los señala públicamente como lo hacen con los maestros. Apunta a los problemas, se duele de su gravedad, hace recomendaciones, pero no mucho más.
Cuarto, la reforma está en una crisis grave, y así como va, lo más probable es que no se recupere. El resultado de las próximas elecciones sólo nos dirá si se le mantendrá en terapia, entubada y agónica (con un gobierno PAN/PRI) o si tendrá un rápido y misericordioso final (como Morena promete, y se compromete a hacer) a fin de dar paso a una más eficiente y civilizada alternativa. Ante esta perspectiva, el INEE está obligado a definirse: o decide heroicamente mantener su lealtad absoluta a la reforma que cae, argumentando que la Constitución y el contexto legal no le dan espacio para otra cosa o, en apego a su poca autonomía, se deslinda de ella. Hasta ahora la postura ha sido fundamentalista, ni un paso atrás
, como confirma la inserción del INEE en La Jornada (12/3/18), pero con eso fortalece la concepción reinante entre maestros y algunos políticos de que el INEE es sólo el más agresivo y punitivo apéndice de la reforma. Y en esto no le ayuda el hecho de que sí pudo encontrar autonomía y energía para unirse a Mexicanos Primero y protestar agresivamente contra la SEP cuando en 2015 ésta suspendió un examen para los maestros, pero que jamás se deslindó con el mismo vigor y determinación de la violenta represión contra las protestas de comunidades y maestros. Y, finalmente, tampoco le ayuda el hecho de que su presupuesto de más de mil millones le es tan holgado que puede rentar un enorme edificio costoso y moderno en una zona exclusiva (Barranca del Muerto e Insurgentes). Con sólo eso podríamos contar con una nueva universidad de seis o siete planteles y 20 mil estudiantes.
Llega a tal punto la postura radical de comprometer al INEE en la defensa de una reforma sin futuro que, en la entrevista, más que en alternativas, el consejero presidente piensa en cómo enfrentar un nuevo gobierno
. Es muy claro que en el INEE no se percibe que, independientemente del resultado de las elecciones, y como diría el nobel Dylan: los tiempos están cambiando.
P.S. El asesinato de Miroslava en Chihuahua muestra el terrible efecto de la cercanía Estado-narcotráfico para las periodistas honestas: ni protección ni justicia.
*Rector de la UACM