A partir de este 14 de abril, cuando el periodista sinaloense Javier Valdez Cárdenas, corresponsal de La Jornada, cumpliría 51 años, hasta el 15 de mayo, primer aniversario de su asesinato, los textos del cronista se escucharán en lecturas en voz alta, colectivas, maratónicas, como forma de homenaje y difusión de su palabra. Por iniciativa de su esposa Griselda Triana y sus hijos Tania y Francisco, del semanario Ríodoce y la Comisión de Seguimiento del Caso Valdez, la serie de actos conmemorativos arranca este sábado a las 6 de la tarde en la Casa Refugio Citlaltépetl, colonia Condesa, y en las tres principales ciudades de su natal Sinaloa, Culiacán, Mazatlán y Los Mochis.

En esta ciudad habrá una lectura a 10 voces de Malayerba, la vida bajo el narco, su primer libro, recopilación de crónicas, en una velada convocada por la Secretaría de Cultura de Ciudad de México. El breve volumen del reportero que colaboró con este diario durante 19 años, publicado por primera vez en 2010 con prólogo de Carlos Monsiváis, recopila algunas de las columnas que bajo ese nombre publicó cada lunes sin falta Ríodoce. La víspera del día en que fue abatido, hoy hace 335 días, entregó lo que fue, sin saberlo, su último texto, El licenciado.

Textos contundentes, de no más de cuartilla y media, escritos en culichi, que hablan de morros que andan de chile bola, o sea, de loquillos; de batos que se perdieron en el pantano del crimen, y de otros que no, que se salvaron por tener madres chingonas, necias y presentes. Historias esbozadas apenas que terminan, con dolorosa frecuencia, con el mapa rojo expandiéndose en el pi­so, una descripción a la que Valdez recurre como rúbrica. Historias de jales peligrosos que inevitablemente terminan en la funeraria. De chamacas aplicadas que llevan a la secundaria un pistolón en la cintura. Relatos cero ficción de lo que es, hoy, vivir en Culiacán.

El cronista Javier Valdez, en imagen del 23 de mayo de 2013Foto Afp

Pero no será solo Malayerba, este sábado. Serán jornadas para leer y recrear los párrafos de la inagotable creatividad del cronista, que se escucharán en la Plazuela Obregón, en Culiacán, a las 11 de la mañana; en la Plazuela 27 de septiembre, de Los Mochis, a las 5 de la tarde, y en Playa Sur, de Mazatlán, a las 6, con la puesta de sol a la vista. Y después en otras ciudades: Tijuana y Mérida, Chilpancingo, Ciudad Juárez y más allá: San Salvador (en el Foro de El Faro, 17 de mayo) y Managua.

Serán lecturas organizadas por sus colegas periodistas de distintas ciudades que han aprendido lo que es una crónica perdurable en las ediciones de Los morros del narco, Con una granada en la boca, Miss Narco, Los huérfanos del narco, Narcoperiodismo, los libros que conforman el legado de Javier Valdez al periodismo mexicano.