El presidente Enrique Peña Nieto repitió el concepto: es la confianza en México el mayor activo para la creación de empleos a partir de ser una economía abierta y de no generar dudas ni temores en los inversionistas.

En su última ceremonia por el Día del Trabajo y ante las representaciones sindicales agrupadas en el Congreso del Trabajo (CT) y de la patronal con el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), el mandatario insistió: es la confianza, es la confianza y es la confianza que México proyecta dentro y fuera del país, la garantía para la apertura de fuentes de ocupación.

Certeza, confianza, insistió para alentar a los inversionistas y traducida además en el respeto a la propiedad privada y a los activos que son el patrimonio esencial de toda empresa.

Por ello, porfió en su mensaje los mexicanos tenemos que asegurarnos de mantener la confianza que con tanto esfuerzo hemos construido a través de muchas décadas. Y ahí mismo ofreció: para mantener un ambiente que promueva el empleo, mejores salarios y la protección de sus derechos, los trabajadores contarán invariablemente con el firme respaldo del gobierno de la República.

En la explanada Francisco I. Madero de la residencia oficial, el secretario del Trabajo, Roberto Campa Cifrián, ubicó a los actuales tiempos electorales como factor de enrarecimiento del ambiente legislativo y sostuvo que eso impidió la aprobación de las leyes secundarias en materia de justicia laboral.

El riesgo era que un mal proceso legislativo, en un tema tan sensible como este, enturbiara la armonía laboral en plena competencia, mencionó el funcionario. Destacó la apertura, por el Senado, de una etapa de discusión en los siguientes dos meses para, de ser posible, votar esas normas en un periodo extraordinario.

Quien sin embargo no tuvo ningún reparo en usar los tiempos electorales y de ese modo prometer la expedición de tal legislación fue Carlos Aceves del Olmo, líder de la Confederación de Trabajadores de México (CTM), quien asumió la preocupación por la reforma pendiente y porque los tiempos se han pasado, pero inmediatamente de que termine este sexenio viene otro. Y estoy seguro que como será priísta, volveremos a tomar en nuestras manos la aprobación de esas leyes.

Y si ante tal aserto, añadió, hubiera algún regaño del Instituto Nacional Electoral, (INE) se la pasamos a Roberto Campa, que es ahora el encargado de los asuntos laborales, dijo el dirigente en medio de la risa de los asistentes.

Tampoco, y aunque de forma más tangencial, el líder patronal, Juan Pablo Castañón eludió la política en su intervención: no podemos caer en discursos que llaman a la división o nos regresan a una falsa lucha entre empresarios y trabajadores. El futuro no se construye en una competencia entre buenos y malos, se construye unidos y con una visión moderna del país.

Para el presidente Peña lo más importante era reivindicar la política laboral de su sexenio y de entrada la reforma laboral aprobada al principio del mismo.

La política en materia de creación de empleos se basó, dijo, en procurar crecimiento económico, mejorar el poder adquisitivo de los salarios y asegurar los beneficios sociales para el trabajo formal.

Los empleos creados en estos años –3.6 millones al cierre de abril– superan a los de los cuatro sexenios anteriores. Y para evitar politizar dio las cifras: Con Carlos Salinas se crearon 1.8 millones; con Ernesto Zedillo, 2.5 millones; con Vicente Fox, 1.2 millones y con Felipe Calderón, 2.3 millones.

El número alcanzado ahora, asumió, se debe a la aplicación de las reformas estructurales. Y resaltó: el mejor programa social que existe es un empleo con acceso a salud, a crédito y a ahorro para el retiro, esto es, una fuente de trabajo formal, porque más que un pago, es fuente de bienestar, de tranquilidad y de seguridad a lo largo de la vida.