El tabaquismo es una de las principales causas de mortandad prevenible, de discapacidad por enfermedades, y de muerte prematura, pues los fumadores pueden morir hasta 10 o 20 años antes que quienes no fuman, de acuerdo con académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

En una conferencia de prensa realizada ayer, Guadalupe Ponciano Rodríguez, coordinadora del Programa de Investigación y Prevención del Tabaquismo de la Facultad de Medicina, explicó que en México mueren alrededor de 140 personas al día, y más de 50 mil al año, por fumar tabaco. En el mundo, fallecen alrededor de 7 millones a consecuencia de las múltiples enfermedades asociadas a esa adicción.

Con motivo del Día Mundial sin Tabaco, Ponciano dijo que los efectos del tabaco son muy tóxicos. Se calcula que contiene unas 7 mil sustancias químicas y de éstas 250 son altamente dañinas y, al menos, 70 producen cáncer. Al inhalar esta mezcla se expone uno a un daño grave.

Una de sus sustancias más nocivas es la nicotina. Es una droga legal altamente adictiva, y hay estudios que indican que puede llegar a serlo más que la heroína y la cocaína. Esto desanima a muchas personas que quieren dejar de fumar y tienen una dependencia física y sicológica asociada a su consumo.

Opinó que se necesita un nuevo paradigma para enfrentar al tabaquismo. Ya no es más un vicio con una connotación moralista, sino una enfermedad, una adicción asociada a la nicotina, una sustancia sicoactiva que genera dependencia.

Brenda Paola Méndez Romero, sicóloga de la Facultad de Estudios Superiores Aragón, explicó que esta adicción inicia en los jóvenes por curiosidad, experimentación, imitación y necesidad de aceptación en un grupo social.

Fumar aumenta los niveles de dopamina, directamente relacionada con el sistema de placer y bienestar. Ahí es donde se desarrolla la primera asociación entre fumar y la sensación de bienestar, pero también donde comienza el proceso de adicción, explicó.

En México la edad promedio de inicio es de 19 años, pero cada vez ocurre en etapas más tempranas, y hoy el grupo más vulnerable está entre los 12 y los 17 años.

Ponciano añadió que las principales enfermedades asociadas con su consumo son enfisema pulmonar, bronquitis crónica, cáncer de pulmón, infartos, embolias, osteoporosis, úlceras gástricas y retinopatía.