Hay que dejar a un lado la dependencia externa, dice el Idic
No es el fin del Tratado de Libre Comercio de América del Norte
Domingo 3 de junio de 2018, p. 19
La imposición de aranceles en Estados Unidos al acero y el aluminio de México es un llamado para que el país fortalezca su política industrial y deje de depender de decisiones unilaterales de cualquier país, sostuvo José Luis de la Cruz, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (Idic).
El especialista consideró que las medidas anunciadas el jueves pasado por el gobierno del presidente Donald Trump eran previsibles, pues desde que se encontraba en campaña mantuvo una andanada de ataques no sólo contra México, sino también contra otros países, como China.
Señaló que la situación es un llamado para que México fortalezca su política industrial y así prepararse para dejar a un lado la dependencia de cualquier decisión unilateral que tome Estados Unidos o cualquier otro país.
Agregó que es importante aprovechar la cohesión entre el gobierno y sector privado, pues la siguiente etapa es seguir avanzado en una política industrial que eleve las capacidades productivas y de competitividad para no depender de un solo mercado.
Sostuvo que este momento es idóneo para reflexionar sobre cómo México se va integrar internamente, pero también hacia América Latina, la Unión Europea y la zona Asia Pacífico. Acotó que esta integración económica va más allá de lo comercial, porque es justo lo que Trump esta trastocando.
Añadió que México debe aprender la lección de otras naciones, como Francia, donde el gobierno actual destina 10 mil millones de euros para fomentar su industria, igual que Reino Unido.
En el caso del acero, que tiene 25 por ciento de arancel, el daño económico está previsto entre mil 800 y 2 mil millones de dólares, que se suman al daño que ya había tenido la industria hace algunos años cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Barack Obama, también impuso de manera unilateral aranceles a México y causó una afectación por más de 500 millones de dólares. Comentó que en el caso del aluminio el argumento de una amenaza a la seguridad nacional de Estados Unidos no es sostenible, pues México es deficitario.
Añadió que como la medida aplica a todos los países, México no tiene competencia en estricto sentido por lo que el piso sigue parejo, pero la diferencia es que todos pagarán aranceles altos.
El director del IDIC no prevé que la industria del aluminio sufra bajas en las exportaciones que haga al país vecino del norte, pues es complicado que los productores y empresas de Estados Unidos logren sustituir en el corto plazo las importaciones provenientes de México, ya que son especializadas y tienen nichos particulares. Indicó que no es fácil entrar a la proveduría, pues se deben cumplir ciertos requisitos, además de la logística que implica exportar a Estados Unidos.
Sostuvo que el daño será para el consumidor estadunidense, pero no de 10 por ciento directamente, como marca el arancel, pues el costo se va a diluir entre el productor y el consumidor.
De la Cruz consideró que las medidas arancelarias de Estados Unidos no anuncian el fin del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), sólo complican la negociación, que incluso se puede alargar hasta 2019.