Cardiaco desenlace
Domingo 8 de julio de 2018, p. 2
Sochi
Ivan Rakitic enfiló con la mirada fija en la pelota. Parecía atormentado por la presión de definir el partido o arruinarlo para Croacia. Apuntó y fuego: con una explosiva angustia metió a su equipo a las semifinales, fase en la cual enfrentarán a Inglaterra. Así terminó el sueño ruso al caer 4-3 en penales.
Un improbable 2-2 se volvió una batalla de nervios y orgullo. Dos goles en la primera parte. Dos más en el tiempo extra. El combate tuvo que ser definido desde la ruleta de los penales, donde Rusia empezó la serie con un error.
Los cuerpos estaban devastados. Gestos de agotamiento, calambres, sudor a mares. Pero nadie podía hacer más en la cancha. Los rusos se asumían protagonistas de una gesta, mientras los croatas estaban impelidos por el deseo de repetir la hazaña de Francia 1998.
Fedor Smolov abrió la serie. En su cara había una infinidad de expresiones, todas malos signos. Pateó con tanto desgano y sin intención, que el portero Danijel Subasic sólo tuvo que alzar la mano cuando caía para sacar la pelota. Vino Croacia con Marcelo Brozovic: certero y al fondo. Alan Dzagoev llegó para salvar a su equipo y lo consiguió. Mateo Kovacic pudo aumentar la cuenta croata, pero disparó al ángulo inferior y el cancerbero Igor Akinfeev tapó. Otra vez emparejados en aciertos y errores. Tabla rasa de nuevo.
Mario Fernandes podía adelantar a Rusia, pero disparó fatal y puso en peligro a su equipo. Luka Modric tiró y el portero alcanzó a manotear, aunque la caprichosa pelota quiso entrar y convertir el gol de ventaja. Los rusos Sergei Ignashevich y Daler Kuziaev acertaron. Domagoj Vida lo hizo con furia. El último tiro fue el duelo de emociones. Uno solo y estaban adentro los croatas. Otro fallo más y se irían a muerte súbita. Rakitic se encaminó y convirtió un gol glorioso para meter a su selección a las semifinales.
La noche había empezado de manera soñada para la Sbornaya, que arrancó su
Mundial como el peor de los 32 equipos clasificados y encendió el fuego del alma eslava en el transcurso del torneo, sobre todo tras mandar a casa a España en octavos.
Denis Cheryshev abrió la cuenta con un golazo desde fuera del área, al minuto 31, pero Andrej Kramaric puso las tablas para Croacia (39), en la despedida del torneo del estadio Fisht de Sochi.
Vida parecía liquidar las esperanzas rusas tras adelantar a los croatas en la prórroga (101), pero Fernandes hizo explotar las tribunas poco después (115). El estadio, ubicado a orillas del Mar Negro, parece abonado a la épica desde los tremendos España-Portugal y Alemania-Suecia de la primera fase.
Pese a los pelotazos y el poco futbol de gran parte del partido, la calurosa noche de Sochi estuvo cargada de sentimientos y emociones desde el comienzo.
¡Rossiya, Rossiya!
, rugía otra vez la eufórica hinchada de la Sbornaya, de mayoría entre los 44 mil aficionados en las gradas.
Quiénes sino ustedes, cuándo sino ahora
, respondieron los fanáticos balcánicos desplegando una pancarta gigante en las tribunas antes del pitido inicial, para avisar que Croacia salía dispuesta a escribir historia alcanzando su segunda semifinal en su quinta Copa del Mundo, dos décadas después de llegar a esa instancia en Francia 1998.
Inglaterra, que los esperará el próximo miércoles en el estadio Luzhniki de Moscú, volvió a la ronda de los cuatro mejores 28 años más tarde. Rusia se convierte en el Mundial de las revoluciones.
El guion quedó establecido desde el comienzo. El control era croata; los contragolpes, rusos. Akinfeev tuvo que intervenir por primera vez en el minuto seis, pero el estadio retumbó de emoción con varias arrancadas rusas, demasiado imprecisas para llevar peligro al arco de Subasic.
Temerarios ante la pegada de los balcánicos, los locales jugaban adelantados, con Artem Dzuba, Aleksandr Samedov y Cheryshev presionando y luchando cada pelota en el campo rival.
La recompensa llegó a la media hora: Cheryshev recogió la pelota en el borde del área, amagó frente a la defensa rival y soltó un bombazo desde unos 20 metros que se clavó en el ángulo superior derecho de Subasic, imparable para el portero.
El volante del Villarreal llegó con ello a su cuarto gol en el Mundial, un torneo también sorprendente para él, pues arrancó en el banquillo en el debut de la Sbornaya.
El empate, sin embargo, cayó poco después como un balde de agua fría en las tribunas, gracias a la superioridad técnica de los croatas. Aprovechando la impericia de la retaguardia rusa, Mario Mandzucic entró por la banda izquierda y Kramaric mandó con comodidad el centro al fondo de las redes.
El partido siguió igual en el segundo tiempo, con la alegría en las tribunas y un futbol pobrísimo en el campo. Croacia manejaba la pelota sin conseguir elaborar, y Rusia no renunciaba a correr a trompicones. Perisic desperdició una ocasión increíble para Croacia poco después de volver de la pausa, cuando se encontró la pelota en el área tras un caótico despeje de la zaga rusa y la estrelló en la base de un palo con la portería desierta.
En el tramo final, los gritos de los hinchas rusos se mezclaron también con los abucheos al rival, incapaz de hacer algo frente al arco de Akinfeev.
La prórroga parecía no cambiar mucho las cosas, hasta que en un córner Vida consiguió cabecear una pelota que acabó en la red. Y cuando la fiesta rusa se acababa, Fernandes levantó a las tribunas.
Otra vez épica en el Fisht. Y otra vez Subasic provocó una revolución en la serie mortal.