El dominio de Apple
ace unas semanas el valor de Apple, fundada por Steve Jobs, superó el billón de dólares. Ese monto equivale a toda la producción de bienes y servicios que se generan en México en un año. Pero mientras la producción mexicana avanza a un promedio de 2 por ciento anual, el valor de Apple crece como la espuma y no sería raro que en una década el valor de esa empresa sea el doble de la producción anual de nuestra nación.
Lo que vende Apple, ahora bajo la dirección de Tim Cook, no son sólo teléfonos inteligentes ( iPhones), sino también iPads, Macs y otros productos, pero lo más importante es que comercializa un estilo de vida del cual ya no nos podemos desligar. Lo que hay detrás de ese concepto es diseño, tecnología y valor agregado para el consumidor, que lo conecta de manera permanente con el mundo de forma virtual.
Steve Jobs no fue el gran inventor de nuestro tiempo, pero tuvo la visión para desarrollar instrumentos cada vez más amigables con el consumidor e integrar en un solo aparato funciones que antes se encontraban dispersas. Ahora, con un teléfono inteligente se tiene acceso a todo tipo de comunicaciones de voz, datos e imágenes, tales como juegos, películas, finanzas personales, música, guías y acceso a la compra de todo tipo de bienes y servicios mediante tiendas virtuales.
Pero quizá lo más importante es que Apple, junto con otras empresas tecnológicas, como Microsoft o Alphabet (que aglutina a Google, You Tube y Gmail), cada vez tiene mayor poder económico, político y social, que supera con mucho a los gobiernos nacionales. Por conducto de esas firmas, los grupos de poder pueden incluso colocar o derrocar a un presidente de naciones tan poderosas como Estados Unidos.
Sin duda que esas empresas han revolucionado a las sociedades y han creado una nueva generación de seres humanos, con instrumentos y servicios que eran inimaginables hace apenas 50 años, pero también hay que considerar que ese cambio trae consigo riesgos en temas tales como soberanía, independencia, privacidad y definición de tendencias de pensamiento en las sociedades modernas.
Tal parece que esas empresas dominarán en pocos años al mundo, en demérito de los gobiernos legalmente establecidos.