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Economía moral

Recordar el 68. De 1960 a 1970 aumenta el hacinamiento urbano

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ara medir la (in)satisfacción de la necesidad de vivienda se requiere evaluar varias dimensiones. Abordo el hacinamiento y sus determinantes. Se trata de la relación entre personas y cuartos, está determinada por la relación entre población y número de viviendas (y su tamaño medio) y sus cambios en el tiempo. Empiezo con estos elementos determinantes. De 1960 a 1970 la población nacional aumentó mucho más rápido (45.2 por ciento) que las viviendas (30.6 por ciento), pero lo contrario ocurrió en los dos siguientes decenios, lo que pronostica un aumento del hacinamiento entre 1960 y 1970 y una disminución en los dos siguientes decenios. Entre 1960 y 1970 la cantidad de cuartos promedio de las viviendas en el país aumentó de 1.9 a 2.03, resultado de movimientos opuestos entre el medio urbano, donde esta variable aumentó de 2.23 a 2.41, y el medio rural, donde disminuyó de 1.58 a 1.50. El promedio de ocupantes por vivienda creció a escala nacional en el primer decenio y decreció en los dos siguientes, lo que refleja las tasas de crecimiento diferenciales entre viviendas y ocupantes (población). En el conjunto de los 30 años (1960-90), las viviendas crecieron más (152.8 por ciento) que sus ocupantes (127.8 por ciento), lo cual se expresa en el descenso del número medio de ocupantes por vivienda (de 5.45 en 1960 a 4.91 en 1990). Este resultado es el fruto mixto de un descenso rápido en el medio urbano (de 5.67 a 4.77), y un leve aumento en el rural (de 5.24 a 5.28). La demografía nacional en estos años se caracteriza por dos rasgos fundamentales: el rápido crecimiento de la población, y el aceleradísimo proceso de urbanización que se refleja en que, de 1960 a 1990 la población urbana se multiplica por 3.2: de 17.7 a 56.7 millones. El esfuerzo constructivo urbano fue aún más rápido: el número de viviendas casi se multiplicó por cuatro en el periodo. El proceso de urbanización fue particularmente acelerado en el decenio 1960-70: la población urbana aumentó 68.2 por ciento, poco más de 12 millones, rebasando el crecimiento de las viviendas urbanas que fue muy acelerado (57.2 por ciento).

Para calcular el hacinamiento se fija una norma que se puede expresar en el máximo normativo de personas por cuarto (aceptando la estancia como habitación apta para dormir) o personas por dormitorio. Aunque la norma adecuada es esta última, en términos de evolución 1960 a 1970 el volumen Vivienda (serie Necesidades esenciales en México, Coplamar-Siglo XXI, 1982) sólo calculó el hacinamiento en relación del total de cuartos habitables (cocinas y baños no se cuentan) y la otra opción (sólo dormitorios) la calculó sólo para 1970. El umbral rural (dada la menor tendencia a dividir el espacio interno de la vivienda en este medio) lo definió Coplamar en 2.5 personas por cuarto [o dormitorio] y dos personas por cuarto [o dormitorio] en el urbano. Por arriba de este límite se presentan condiciones deficitarias de hacinamiento”. En la gráfica muestro la evolución de las personas hacinadas (PH) a escala nacional entre 1960 y 1990. A diferencia de las demás variables examinadas en entregas previas, el hacinamiento empeora entre 1960 y 1970: las PH pasaron de 74.4 por ciento a 78.3 de la población nacional, y las viviendas hacinadas (VH) de 61.5 por ciento a 66; las PH aumentaron en ambos medios, más en el rural; en VH ocurre algo similar (no se muestra en la gráfica). Después de 1970 hay una fuerte baja a escala nacional, tanto de porcentaje de PH (de 78.3 a 61 y a 53 en 1990) como de VH (de 66 a 48.7 y a 46.1). En estas bajas participan ambos medios, con diferencias que se aprecian en la gráfica para las PH. En 1960, el 74.4 por ciento de la población nacional vivía hacinada en 61.5 por ciento de las viviendas del país; no había fuerte contraste entre las PH entre el ámbito urbano y el rural (71 y 78). En 44.6 por ciento de las viviendas urbanas y 66.3 de las rurales eran de un cuarto (Vivienda, p. 39). Estos deprimentes hechos cambiaron poco en los años 60. Mientras el porcentaje de viviendas urbanas de un cuarto bajó un poco para 1970 (40.4), el de las viviendas rurales aumentó a 73.1. Las proporciones de PH y de VH aumentaron para 1970 en ambos medios y en el país. Mientras el aumento de PH y VH fue muy alto en el medio rural, en el medio urbano el aumento en PH fue leve (2.4 por ciento) y fuerte en VH (7.2). El deterioro rural se explica por el lentísimo crecimiento de las viviendas (5.2 por ciento) frente a un aumento cuatro veces mayor de los ocupantes (21.5). En las urbes el altísimo crecimiento de las viviendas (57.2 por ciento) fue insuficiente ante el aumento explosivo (68.2) de la población (Gráfica). A pesar de la rápida baja de las PH de 1970 a 1990, sobre todo las urbanas, en 1990 más de la mitad (53) de la población seguía viviendo hacinada: 45.2 de la urbana y 72.1 de la rural (incluso con un indicador basado en cuartos, que subestima el hacinamiento real).

Ve el Conversatorio sobre el ME (celebrado el martes en El Colegio de México).

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