irtualmente desconocido por las nuevas generaciones, casi olvidado en su país, Jerome Savary, director de la Ópera Cómica de París, puso su nombre de nuevo en movimiento al montar en La Habana (2003) el musical Chano Pozo en Nueva York. Luego lo haría exitosamente en su feudo y en otras ciudades europeas y caribeñas. No se pudo traer a México en el sexenio del señor Fox por cuestiones políticas.

Vendría casi a la par otro recordatorio: un cofre con tres discos compactos con sus creaciones famosas (de Manteca a Blen, blen) e intérpretes destacados. Grabadas primero en Cuba y luego en Estados Unidos (1946-1948) al integrarse a la banda de Dizzy Gilezzpie. Se incluye el homenaje que le rinden Pérez Prado y Benny Moré.

Pero faltaba escribir la historia del legendario compositor y bongocero. Y lo hace con maestría la filóloga Rosa Marquetti en Chano Pozo: la vida (1915-1948), impreso en La Habana por la editorial Oriente.

A la labor fundamental que realiza para rescatar del olvido la obra de los compositores, músicos e intérpretes más importantes de Cuba, Marquetti suma ahora esta biografía, fruto de varios años de investigacion exahustiva. Abarca desde el nacimiento del personaje sin par y el ambiente en que realiza su trabajo hasta su violenta muerte en Nueva York.

La autora recrea con precisión la estancia de Chano en esa ciudad y su encuentro y colaboración con Gillespie; el histórico concierto que dieron en el Carnegie Hall. Además, la gira triunfal por Europa; su presentación en la sala Pleyel de París. Sus grabaciones al lado de Charlie Parker, Miles Davis y otros grandes.

Destaca cómo Chano incorporó en las orquestas la tumbadora y las percusiones afrocubanas, proscritas por los esclavistas durante siglos. Ese aporte esencial al jazz que en su momento se llamó cubop y luego se conocería como jazz latino.

En noviembre se cumplirán 70 años de la muerte de Chano Pozo. Rosa Marquetti lo revive con esta espléndida y necesaria biografía.