Viernes 14 de septiembre de 2018, p. 41
Las costureras mexicanas laboran en la actualidad en condiciones simi-lares a las del siglo XI, con largas jornadas y salarios precarios. Especialistas en el tema señalaron que si se niegan a trabajar más de 12 horas son incluso despedidas, pero no sólo eso, en ocasiones son explotadas de múltiples maneras y sufren maltratos.
Como parte del próximo aniversario de los sismos de 19 de septiembre, se llevó a cabo la conferencia Una conversación histórica sobre la explotación laboral. Martha Sandoval Villegas, maestra en historia del arte por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dijo que en 1985 las condiciones de trabajo eran muy deplorables y los edificios en los que laboraban no eran la excepción; sin embargo, nada ha cambiado.
Indicó que 2017 abrió la herida tras la caída del edificio de Chimalpopoca y Bolívar. Históricamente las mujeres han sido explotadas a escala mundial y han sido las encargadas de la producción textil, al grado que el huso y la rueca son símbolo de lo femenino. En Mesoámerica la fabricación de todos los textiles que se empleaban salían de manos femeninas; de hecho, al nacer, a las niñas se les asignaban el ofi-cio textil y las labores domésticas
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Mónica Cázares Castillo, egresada de la Universidad Autónoma de San Luis, destacó que desde la época del porfiriato, cuando se conocía a las costureras como de munición
, hasta la fecha, el gremio ha sido mal remunerado. “Actualmente no ha mejorado nada la situación de las obreras. No les alcanza para pagar una vivienda, entre otros servicios; ellas, al igual que las de munición, sufren injusticias laborales.
Las de munición fueron mujeres que ofrecieron el servicio de la confección de los uniformes militares a través de la manufactura; la mayoría cosía a mano debido a que la maquina era un invento relativamente nuevo y no estaban al alcance de las condiciones económicas.
Claudia Tania Rivera Mendo-za, socióloga de la UNAM, recordó que en 1985, por el fenómeno natural, colapsaron 38 edificios, uno ubicado en Bolívar 168, que fue foco de atención de la prensa porque, se dijo, había costureras. En 2017, 33 años después, colapsó el de Chimalpopoca.